"Leer y soñar ayudan a conectar o a desconectar, según el momento que estemos atravesando". No dejes de leer, no dejes de soñar. Eran las 4:00 de la madrugada del 4 de enero de 2010. Tomás se levantó de la vieja hamaca en la que dormía desde los 4 años. El tío Fermín, con su gran vozarrón, siempre tosco, siempre rudo, sin el más mínimo gesto de cariño, lo despertaba cada mañana a la misma hora para salir a pescar. Al menos cuatro veces por semana repetían la misma rutina. Suben las redes a la pequeña lancha, Tomás de 12 años, su primo Pancho de 17, hijo de Fermín y por supuesto, el malhumorado del tío Fermín. No es que Pancho fuera un pan de azúcar, pero nunca tan amargado como su padre. Tomás es hijo de una hermana del tío Fermín, llamada Estrella, que falleció en un accidente de autobús en carretera, cuando Tomás era aún muy pequeño. Nunca supieron quién era el padre, porque abandonó a Estrella al enterarse de que estaba embarazada. Fermín se encargó del pequeño, a rega...