¡Feliz y bendecido martes! Raro día para publicar, pero no podía dejarlo para el fin de semana. Calientico es mejor, y así está, saliendo del horno... Tal como lo siento... Quienes conocen mi pluma, saben que el eje central de mis escritos no suele ser en negativo ni mucho menos a modo de crítica. Por el contrario, no solo parafraseando a Ana Frank, sino viviendo su frase en la medida de lo posible: "No veo la miseria que hay, sino la belleza que aún queda"; donde el enfoque es simplemente, no permitir que lo malo empañe lo bueno, sino que lo bueno brille lo suficiente como para opacar lo malo. Siempre hay más belleza que apreciar que miseria que despreciar. Aunque vea poca belleza, intento darle prioridad. Lamentablemente, cuando se carece del sentido de la propia privacidad y no se respeta la del otro, parece ser la miseria, la que intentara opacar la belleza. En torno al malestar que esto me causa, va dirigido mi artículo de hoy. Más que una crítica constructiva, que...
¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO! Para celebrar la recuperación, no sé cómo, de mi cuenta de Instagram @mabrelatos que parecía estar bloqueada desde hace meses, aprovechando la inspiración que me llegó ayer, antes de ocultarse el sol, más los pajaritos que me despertaron hoy a las 5:30 am, con su constante trinar al alba, decidí retomar mis relatos, que tenía abandonados y que tan feliz me hacen. La presente publicación, es consecuencia de las lecturas de hoy, domingo 31 de agosto, que escuché en la misa de ayer en la tarde, correspondiente a la misa dominical, cuyo tema central es la humildad. Primera Lectura, tomada del libro del Eclesiástico (Sirácide) 3, 17-18. 20. 28-29. “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor, porque solo Él es poderoso y solo los humildes le dan gloria. No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está arraigado en la malda...