¡Feliz y bendecido sábado, 1 de octubre, día que el santoral católico celebra a Teresa de Lisieux, Santa Teresita del Niño Jesús y de la santa Faz o simplemente Santa Teresita, religiosa carmelita descalza francesa, declarada santa en 1925, proclamada doctora de la Iglesia en 1997 por el Papa Juan Pablo II y considerada por el Papa Pio X como
"la santa más grande de los tiempos modernos".
Ubicada
a 65,5 km al oeste de Caracas, capital de Venezuela, y a una altura de casi 2000 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la Colonia Tovar, capital del municipio Tovar,
distrito Ricaurte, en las cabeceras del río Tuy, zona noreste del estado Aragua.
El Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación
Polar, a través de su riquísimo contenido, logró ilustrarme sobre la historia
de este icónico lugar, de la que reconozco era bastante ignorante; y de la que
compartiré solo unas pinceladas de tanta información que encontré, para no hacerlo
muy denso, porque lo que menos quiero es desvirtuar el concepto de mis relatos…
descriptivos, expresivos, pero sencillos y frescos… O al menos, eso es lo que
intento. En fin… un poquito de historia nos viene bien a todos
La fundación de la Colonia Tovar en 1843, surge del programa
de colonización agraria promovido por el General José Antonio Páez, que después
de haberse separado Venezuela de la Gran Colombia, deseaba reconstruir la
economía del despoblado país. Su gobierno, escaso de medios económicos y de
experiencias administrativas de la inmigración, pero consciente de los beneficios
de la misma, intentó favorecer la entrada de europeos a Venezuela. Se trataba
principalmente de reconstruir la agricultura y la cría, estabilizar las
poblaciones rurales e implantar la paz y el trabajo productivo, donde antes
imperaba la guerra y la destrucción.
Es a Agustín Codazzi, a quien se debe directamente la
fundación de la Colonia, ya que como conocedor de la
geografía venezolana, indicó el lugar apropiado, especialmente por el clima
templado, creyendo que a pesar de la inexistencia de vías de comunicación y de
una topografía montañosa accidentada, ese sitio podría servir como colonia
modelo para una acción más amplia que abarcara en el futuro, otros pueblos fundados
por él o por sus sucesores. La estadía de Codazzi en París, le permitió
estrechar relaciones con el agrimensor y litógrafo Alejandro Benitz, oriundo de
Keiserthul en la Selva Negra, Alemania. Gracias a éste, a los créditos
adelantados por el gobierno de Caracas y a la donación de tierras ofrecidas por
Martín Tovar, logra llevarse un grupo de 387 personas de aquella región alemana
a Venezuela. Empresa compleja y llena de dificultades, tanto por la pobreza de
los inmigrantes como por la penosa travesía del atlántico en el buque
“Clemente”, durante la cual estalla una epidemia de viruela; y sumado a ello,
el camino por tierra a través de la selva y las montañas, los problemas
organizativos, la preparación del sitio, el suministro de víveres y equipos
para el arranque y la supervivencia de la Colonia.
A todo aquello, se sumaron innumerables vicisitudes de índole
político, administrativo, religioso y social. Y debido a la inexistencia de caminos
y al poco interés prestado por los gobiernos, la Colonia permaneció aislada del
resto del país durante 100 años. En 1942 se eleva la Colonia Tovar al rango de
municipio, anexando varios caseríos a la población. La apertura de la carretera
que une la Colonia con Caracas, en 1951-1963, permitió también su mayor
integración con el resto del país y la gradual penetración de la cultura
criolla dentro de un grupo antes encerrado en sí mismo, que no obstante, ha
conservado algunos elementos propios, como la conservación relativamente buena
del ambiente natural (bosques y aguas), altos índices productivos obtenidos de
la agricultura, como huertas, árboles frutales, principalmente duraznos,
fresas, coliflor, zanahoria, repollo, acelga, brócoli, lechuga, cebollín y papas, entre otros, así como
el cultivo de flores. Uno de los componentes esenciales del paisaje tovarense es su
arquitectura, conservándose en edificios públicos como la Iglesia, la escuela,
las bodegas y los molinos, las técnicas y formas de construcción alemanas,
mientras que las viviendas son el resultado de una mezcla arquitectónica
alemana y criolla.
El 16 de enero de 1964 se declaró a la Colonia Tovar como
zona protegida, ejerciéndose control sobre la conservación de su ambiente
natural y arquitectónico.
Su cercanía con Caracas, convirtió a la Colonia en un
importante centro turístico de la región, el cual, en los últimos años, se ha
visto nuevamente afectado, tanto por embates de la naturaleza, como por la
crisis social, política y económica, de la que no ha escapado ni un solo rincón
del que, otrora, fuera unos de los países más ricos y hermosos de la región, él
que, afortunadamente, por gracia de Dios, al menos sus bellezas naturales, aún conserva.
En la actualidad, la Colonia sigue viviendo de la agricultura
y del turismo; es famosa por su clima templado y porque cuenta con una
gastronomía alemana muy variada, siendo sus platos principales los diferentes
tipos de salchichas y embutidos; y por supuesto, por la cordialidad de su
gente, sean criollos puros o descendientes de alemanes.
Pasamos página de la historia y vamos al presente, iniciando
oficialmente “mi relato”, con un plancito rico de ir a almorzar un sábado
cualquiera a la Colonia, después de tantos años sin ir, que perdí la cuenta de
cuántos son. Nos fuimos con unos “nuevos amigos” muy especiales, y digo nuevos,
porque, a pesar de que “los varones” estudiaron juntos el bachillerato y “las
niñas” trabajamos relativamente juntas durante varios años; ellos no se habían
vuelto a ver y se reencontraron a través de nosotras, que nos llevamos muy
bien, sin llegar a ser amigas. Pues la vida decidió reunir, nueva y formalmente,
a estos viejitos-chamos, con síndrome de nido vacío de larga data, y
convertirnos en dos parejas, cuya amistad franca, sincera y espontánea, luce
como de muuuchos años atrás; lo que nos resulta tan poco frecuente, como valioso.
A las 10:15 am, pasamos buscando a J&L… y como “piano piano va lontano”, a eso de las 11:30 am estábamos en el pueblo del Junquito, donde
los hombres se bajaron a buscar chicharrón y nosotras nos quedamos en el carro,
porque pensamos que sería muy breve la “diligencia”. Pero no, resulta que, coloquialmente
hablando, se hicieron “altos panas” de Tito, el vendedor de chicharrón…
conversaron, se rieron, probaron y volvieron a probar el chicharrón y por
supuesto, entre risa, cuento y prueba, se demoraron más de lo previsto.
Y cuando regresaron, oyendo nosotras los cuentos, también entre risa y
risa, aunque sin probar el chicharrón 😟porque lo metieron en la maleta del carro, volvimos a la carretera rumbo a
la Colonia, donde llegamos en una horita aproximadamente. Dimos algunas vueltas
para estacionar yyyy… primera parada: la Iglesia de San Martín de Tours.
La Iglesia se encuentra, justo frente
a la plaza Bolívar de la Colonia. Fue construida por los colonos, en solo 4
meses desde su llegada y comenzó siendo una capilla, que ha sido ampliada y
modificada varias veces. El 28 de agosto de 1843 fue consagrada a San Martín de
Tours.
Inicialmente,
la iglesia tenía una estructura de madera, paredes de bahareque y techo de palmiche. En 1862 los colonos construyeron en el mismo sitio una nueva iglesia,
ya que la original se había deteriorado. Las paredes se levantaron por el
sistema de entramado de madera, utilizando ladrillos para rellenarlas. Para la
cubierta del techo usaron tejas de madera. En 1918, el padre benedictino Juan
Paul Dobbert construyó una nueva torre campanaria. En 1953, el carpintero Juan Breidenbach y sus hijos, construyeron una nueva
torre octogonal de madera siguiendo los planos realizados por Richard Aretz en
1940. En 1957 se construyó la segunda nave, perpendicular a la primera y de
acuerdo a los planos de Aretz que recordaban la de Freundestadt en la Selva Negra alemana. En
el 81 se reconstruyó la torre principal en concreto y en el 83 se hizo lo mismo
con la otra torre. Fue declarado
Monumento Histórico Nacional el 15 de abril de 1994. Bueno… ese poquito más de historia como preámbulo, para contarles que, no recordaba
lo bella que es esa Iglesia en sus dos torres… la pequeña, con techos de
madera, relativamente bajos, tiene unas imágenes grandes, espectaculares… la
Virgen de Fátima, una Sagrada Familia y una Virgen de Coromoto, hermosas e
imponentes todas. Hay una pila bautismal colocada dentro de una pieza de madera
bellísima, cuya tapa parece que permanece cerrada y se abre solo para los
bautizos… nos atrevimos a levantarla para ver la pila y tomar algunas foticos 🙈.
El confesionario de madera, bellamente elaborado, tiene, tanto en la parte
superior como en la inferior, un entramado de madera de diferentes colores,
quedando en medio tres ventanitas con rejillas hechas también de madera; la del
centro para la confesión y las de los lados, cerradas con vidrios amarillos
corrugados. Y en el pequeño altar, donde está el Sagrario, en la parte de arriba,
se encuentra una imagen de San Martín de Tours, que me enteré ese día, es el
patrono de la Colonia Tovar.
La
torre principal es de techos altos de madera, muy bien mantenidos, con unas lámparas enormes que parecen de hierro forjado. La pared detrás del altar es de
piedra. Tiene unos vitrales preciosos, entre los que destacan, justo al frente, una cruz detrás del altar y un círculo grande arriba, con san Martín de Tours; y
hay muchos otros en los laterales del templo, como la Virgen de Coromoto y otros que
no alcanzo a recordar, así como el de san Juan Pablo II, al fondo, que se puede
observar cuando vas saliendo. Y ni hablar de la arquitectura colonial alemana,
con sus marcadas líneas negras y sus techos vino tinto, que quizá era lo único
que recordaba, pero que igual disfruté enormemente.
Ya con hambre, después de la visita, entramos a un restaurant
típico, donde había un trío de jóvenes cantantes con guitarra, con atuendos
entre hippy y psicodélico, de zarcillos largos, pelos medio rapados, pintados
de colores fosforescentes, pero contradictoriamente, tocando una música, que nos
recordaba a los grupos de algunas congregaciones religiosas que cantan en celebraciones
litúrgicas, aunque la de estos jóvenes, no era precisamente la más animada ni
la más melodiosa😂; acompañamiento musical que duró poco, porque creo que estaban
haciendo una ruta por los locales de la zona, entrando a uno y a otro. ¡Ojalá les haya ido bien! 🙉 Cerrado
este paréntesis que no podía obviar, les cuento que almorzamos el plato típico
de salchichas con papas y ensalada de repollo cocida, acompañados de unos
juguitos de frutas naturales divinos… sanito y “muy zanahoria” por cierto, como
apoyo moral al conductor, que no podía ingerir licor para conducir y menos en
carretera. Las salchichas estaban ricas, la ensalada era mucha cantidad para mi
gusto y a las papas le faltaron unos minuticos, pero en líneas generales,
estuvo muy rico y agradable el rato. Las nubes comenzaron a oscurecer y nos daba miedo la
carretera por la amenaza de lluvia fuerte, por lo que el paseíto final, resultó
breve, pero productivo… comer unas fresitas o fresotas con crema, con su toque de leche
condensada, mmm ¡que rico! Luego, curiosear un poco y tomar foticos de los escenarios multicolores de frutas y verduras de los puestos de la calle, donde todo se ve hermoso, fresco y provocativo; comprar solo algunas cositas, aunque era como para llevárselo todo... y de ahí, de vuelta para Caracas. La carretera sin lluvia, aunque con mucha neblina.
Llegando al Junquito, después de tanto cuento, mi amiga L y
yo, queríamos conocer al famoso Tito, así que nos detuvimos en el sitio; y "el personaje", reconoció enseguida a sus nuevos “altos panas”, se acercó al carro y
gentilmente, nos ofreció de regalo, un pedacito de chicharrón a cada uno, que
estaba espectacularmente rico… Con actitud muy peculiar y al parecer,
familiarizado con las cámaras, Tito señaló su kiosko con el dedo índice… y con
total desparpajo, posó para la foto 😂😂 @titochicharron
Para finalizar el paseo, la parada obligada en el Rey de los
golfeados, para llevar “la cena”: golfeaditos calientes, con queso de mano
increíblemente fresco, manjar de dioses… Acabados de hacer, son los mejores,
con diferencia.
Y terminó un día distinto, con una súper agradable compañía, gente
linda y querida, gozando barato, como niños, riéndonos de tonterías,
disfrutando y celebrando la vida y con ganas de volver, para pasar un fin de
semana completo. ¿Que si vale la pena? Sí. Nada de otro mundo, pero fue un PLANCITO RICO, para un sábado cualquiera, que dependerá de las prioridades y de la actitud de cada quien.
No olvides pensar, oír, contar
lo bueno... y hacer que tu gratitud, pase al siguiente nivel, porque las cosas cambian para bien, cuando la
gratitud es mayor que la queja, lo certifico.
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Maucha.
Caracas, 1 de octubre de 2022
Siempre grato disfrutar de tus descripciones tan completas y a la vez sencillas que me llevan a viajar con ustedes...Me encanta la Colonia y su historia... pueblo de gente buena y trabajadora....
ResponderBorrarY comoTeresiana su biografía fue de las primeras que conocí....gracias Mau por recordarnos su día....
¡Como siempre! Me haces vivir lo que cuentas... Siento que conocí a Tito, fui a la Colonia, y terminé con un golfeado. Eso sí, reconozco que tampoco conocía la historia de la Colonia Tovar. Hoy aprendí algo nuevo de mi país!!! Nosotras hicimos misiones un año ahí y la gente es increíblemente bella y acogedora. Te quiero mi Maucha!!!! (Me encanta cómo escribes)
ResponderBorrarBello relato Mau. En realidad no sabía nada de la Colonia Tovar. Provoca ir uno de estos días. Buen plan.
ResponderBorrar¡Delicioso relato! Gracias por llevarnos a pasear a través de él y recordar las exquisiteces de la Colonia Tovar y ese friíto tan rico! 😋
ResponderBorrarHermosos recuerdos de quienes hemos podido llegar y disfrutar de tan hermoso lugar, y todo nuestro, pura tierra venezolana sin ir muy lejos, siempre agradecida por sus relatos tan llenos de grandes sentimientos!
ResponderBorrarQue hermoso y tierno relato queridísima Mau, tienes esa habilidad de mover nuestra alma con deseos de viajar con ustedes a los sitios que describes … conocemos la Colonia Tovar, pero la has dado a conocer mucho más con los detalles históricos y pinceladas del paisaje que nos hace inclusive quererla más, porque nos la presentas con ese testimonio de cariño y admiración por los detalles … mil gracias por ese regalo tan lindo donde meditamos, sonreímos, amamos y nos mueves al bien cada dos semanas …. Gracias por tu tiempo y cariño.!!
ResponderBorrarDe Julio Segundo Grooscors, recibido por whatsapp: "¡Excelente relato que revive gratos recuerdos! Chicharrones y golfeados en El Junquito, Salchichas y fresas en la Colonia. Yo me hubiera tomado una buena cerveza artesanal y degustado una rodilla de cochino y terminado con una torta Selva Negra. Desde luego, se aprecian los datos históricos y geográficos salpicados de vivencias y sonrisas. ¡Saludos!"
ResponderBorrarRecibido por whatsapp: "Mi querida amiga, como de costumbre, su relato es tan claro y llamativo que me sentí visitando la colonia, lugar que me trae muy buenos recuerdos; que bueno que disfrutaron de este hermoso paseo en tan buena compañía ¡Dios los bendiga!"
ResponderBorrarRecibido por whatsapp: "Me fascina la Colonia Tovar.
ResponderBorrarSus paisajes , sus habitantes y su comida.
Me gustó mucho la descripción de la iglesia ⛪️ pues no conocia tantos detalles.
Me hiciste revivir muy gratos momentos vividos en esa bellísima población.
Gracias Mau."
Recibido por whatsapp: "Eso es relato me hace recordar tiempos bonitos en los que el paseo a la Colonia era un plan de por lo menos 1 vez al mes. Yo tenía un amigo que era dueño de un lugar llamado La Ballesta y nos encantaba ir ahí. Muchas veces pasábamos fines de semana en la Colonia. Mi papá amaba subir y comer en su restaurante favorito que era el Bergland. Me llevaste atrás en el tiempo y fue lindo. ❣"
ResponderBorrarHermoso paseo
ResponderBorrarExcelente relato como siempre y que bueno el “plancito” .
ResponderBorrarLa verdad: no conocía la historia de la Colonia Tovar y me encantó. Cómo decía el papá de mi amigo; “Escribe, que algo queda”
Tu hermanita
Que rico comer en la Colonia Tovar! Tuve el privilegio de visitarla en mi niñez y adolescencia y esas fresas gigantes con crema chantilly eran mi postre favorito. Por supuesto que también las salchichas alemanas. Sueño con volver a comer golfeados! Hasta que me llega el aroma y sabor de ellos, mmm. No hay duda que recordar con el corazón los buenos momentos nos hace felices y que la gratitud es mucho mejor que la queja. Gracias Maucha por tan bello relato. De parte de Gloria Cristina.
ResponderBorrarMaravilloso relato mi Mai querida y recordada, siempre es bueno ser informado y aprender, sobre todo saber de nuestra bella VeneZuela, que aunque ya no sea la misma, su raíz está allí, arropada de su bella gente que la rodea. En tu relato me transporte a aquellos bellos días de fin de semana que yo y mis amigos hacíamos, me saboreo en mi mente los golfeamos, que creo que tratare de hacerlos , claro esta son el quesito que tanto añoro….
ResponderBorrarGracias por hacerme vivir esos sabores, sitios y bellezas que tiene nuestra VeneUela.
Bello relato, gracias por pasearme por la iglesia ,tengo años que no voy a la Colonia Tovar ,me contagiaste con el relato tendré que planificar mi visita y de paso conocer a Tito y probar los chicharrones de su kiosco.
ResponderBorrarGracias Mau por compartir tus fascinantes relatos,aprendí cosas nuevas e interesantes.
Dios te siga bendiciendo para que nos continúes deleitándo con tus exquisitas y sencillas narrativas.
Saludos Elia
Buenísimo el relato. Me sentí que regrese después de muchos años. Jajajaja. Ya no me hace falta ir!
ResponderBorrarMe provocó pasear de nuevo y disfrutar su gastronomía. Mil gracias por el paseo
Gracias ☺️ Maucha por tu Relato.
ResponderBorrarGuau tengo mucho tiempo sin ir a la Colonia y de verdad que me encanta la idea de volver a ver sus paisajes y probar su comida y recorrer sus calles. Bueno guapísima tú Relato me está animando a regresar a la Colonia Tovar.
Cecilia Guevara de la peluquería Top Line
Mau me encantó tú relato, me trajo muchos recuerdos; siempre íbamos con César y Augusto a la Colonia Tovar; Augusto estaba muy pequeño le encantaba montar en los ponis, qué recuerdos más lindos y si recuerdo mucho los chicharros deliciosos y las cachapas; es hermosa la Colonia Tovar con sus bellas montañas y el clima tan rico
ResponderBorrarMaría Isabel