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CARDÓN

 

Médanos de Coro

¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO!

¡Bienvenidos a mi relato N° 29! 

En una cena navideña, conversando con amigos, salió a relucir el tema de nuestra vida en campos petroleros. Son tantos los cuentos e historias… algunos recordados ese día, muchos almacenados en mi cabeza y en mi corazón y otros tantos, borrosos o casi olvidados. Desde ese día, he intentado refrescar mi memoria, para compartir recuerdos, a medida que vayan apareciendo.

Creo que no encontrarán hoy, mi acostumbrado matiz espiritual o soñador… Solo era mi realidad con 22 años, mimada, mingona, niña de ciudad, saliendo de casa de mis padres por primera vez, para vivir en un pueblo del interior del país, descubriendo el mundo, enamorada, recién casada y con un bebé.

Aunque Lagunillas fue el lugar del que más hablamos ese día, Cardón fue nuestro primer hogar de casados, fuera de la casa de mis padres en Caracas, la quinta Irene, en la Segunda Avenida el Casquillo de la urbanización Ávila, donde crecí.

Punta Cardón es una población ubicada al suroeste de la península de Paraguaná, perteneciente a la parroquia Punta Cardón, municipio Carirubana del estado Falcón. Nosotros vivíamos, exactamente, en la Comunidad Cardón, que fuera campo petrolero en otra época, pero para el momento en el que llegamos a vivir allí, ya había sido integrado a la comunidad, por lo que muchas casas se habían vendido y podíamos tener vecinos que no trabajaran en Maraven, empresa petrolera, filial de PDVSA, en la que fue contratado Gonzalo, como asistente de Relaciones Laborales, para la Refinería Cardón, la que luego del proceso de transformación (PARC), una vez fusionada con la Refinería de Amuay (Lagoven), se convirtiera en el Complejo refinador Paraguaná, el más grande del mundo.

San Marcos- Muebles de Moruy

Llegamos a Cardón con Gonzalo Armando de cinco meses. Nos asignaron una casita de unos 60 mts. aproximadamente, muy bien distribuida, en un conjunto de 25 casas, llamada San Marcos. La nuestra era la N° 25 que, aunque era la última, se encontraba de primera, justo a la entrada del conjunto. Tenía tres habitaciones, dos baños y un área social con sala, comedor y cocina, todo chiquitico y perfecto. Recuerdo que se limpiaba en 20 minutos, yo la amaba. Como llegamos con una cama, dos mesas de noche, una cuna, una hamaca y un bañito de bebé, nos fuimos a Moruy, un pueblo de la península, donde había una mueblería, que era un galpón enorme que vendía muebles de madera de pino, tejidos con mecate. Compramos un sofá de dos puestos, dos mecedoras, una mesita rectangular de centro, un comedor redondo con cuatro sillas y un mueble tipo seibó. Increíble el uso que les dimos y lo resistentes que resultaron. Recuerdo que cuando Gonza no quería el tetero de jugo, jugando, lo vaciaba sobre el tejido de los asientos; entonces sacábamos el o los muebles a la entrada y le pegábamos la manguera. Como el sol y la brisa eran tan fuertes, se secaban enseguida y quedaban como nuevos.

Entrada casa San Marcos
Cuatro características de la zona me impactaron al llegar a Cardón, la aridez, la brisa, el olor a azufre cuando la brisa dejaba de soplar y la lentitud de la gente. En Caracas siempre se vive apurado, y me llamaba mucho la atención, la forma tan relajada como atendían en cualquier local comercial… lento, despacio, como con un «ya vamos pallá» y un «mmmhhh», junto a ese acento gracioso, que me resultaba como una mezcla de llanero con maracucho… La forma de ser y de actuar de los paraguaneros, gentilicio utilizado para denominar a los nacidos en la península, me hacía recordar algunos sketchs de Radio Rochela, programa de humor venezolano, transmitido por RCTV, desde 1959 hasta 2010, y cuyo formato era parodiar situaciones de actualidad. Solo apreciaciones superficiales a mi llegada porque, críticas reales, ninguna. Es una tierra que amo, con gente maravillosa, cuyos recuerdos, no podrían ser mejores.

En Cardón aprendí palabras como «lampazo» 😉, para referirse al coleto o trapo para limpiar los pisos. Aprendí que «no querer nada con alguien» es que lo quieres mucho 😂. Y lo más gracioso es que cuando van a la casa de fulanito, dicen: voy «a que» fulanito; pero si están en la casa de fulanito, dicen: estoy «en que» fulanito. 😜

Calle de San Marcos. En la entrada de la casa.

Vivimos en Cardón en tres etapas: de 1980 a 1982, de 1985 a 1987 y de 1993 a 1995. Hoy intentaré compartir recuerdos solo de la primera, aunque se mezclan en mi cabeza una época con otra y me cuesta ubicarlas en el tiempo. Pero aquí vamos… En la primera, Gonza aprendió a caminar, a correr y a hablar. Entre sus primeras palabras figura, aunque parezca increíble, “mechurrio”, término que no aparece en la RAE, pero es utilizado en Venezuela, para referirse a un quemador, instalado en el exterior o zona aislada, en una posición elevada, que sirve para quemar gases residuales combustibles, de procesos químicos como el refinado de hidrocarburos; en otros países lo llaman flare, tea, quemador o antorcha. En mis palabras, es una mecha o llama de fuego enorme que se desprende de una torre, y que, en Cardón, se podía ver, prácticamente, desde cualquier lugar de la zona. En su lengua mocha, Gonza lo llamaba mechudio, y se emocionaba cuando en la distancia veía la llama moverse por el viento.

Como nuestra casa era la primera, de un lado no teníamos vecinos y del otro, a Humberto y Daisy Rodríguez, una familia de Puerto Cumarebo (población del Estado Falcón), con sus dos niñitas: Astrid y Aslete, pequeñitas, menuditas, que parecía que se las llevaba el viento. En la casa de enfrente, vivían Arecio (†) y Gisela Romero, de Cabimas (población del estado Zulia), con sus dos hijitos: María Blanca, que era un poquito mayor que Gonza… una pulguita coqueta, con sus sandalias transparentes de tacón y su melena de mujer por los hombros. Y Arecio José, que era un bebé Bam bam, tipo picapiedras, fuerte, papeado y tremendo. Jamás olvidaré un día que Gisela me lo dejó por un ratico y a Gonza, que le encantaba jugar con todas las cosas de cocina, no se le ocurrió mejor idea que lanzarle un exprimidor de limones de hierro y le dio en la cabeza. Yo casi me muero, no hallaba qué hacer con el muchachito, lo cargaba, lo sobaba, le ponía hielo, hirudoid, y rezaba para que la mamá llegara rápido. Por supuesto, Gonza quedó en shock por un buen rato.

Muy cerca, en diagonal vivían Luis y Belkis Urea, ingenieros de Caracas, con sus dos varones, a los que no recuerdo mucho de esa primera etapa, pero que en otra de las que estuvimos, estudiaron con nuestros hijos. De los Urea, en esa época, a quien más recuerdo y con mucho cariño, es a la Sra. Petra (†), mamá de Luis, quien me enseñó a hacer el arroz con zanahoria, el que, con o sin zanahoria, al día de hoy, sigo haciendo por su receta. Y otro de sus consejos que nunca olvidaré es que ella decía que cuando la papa estaba verde, era muy peligroso consumirla y podía ser hasta abortiva. Yo en el fondo, me reía de eso y siempre supuse que era una simple superstición, pero la verdad es que papa verde no como, es más, ni la pelo, y si lo hago, le quito tanto verde, que me queda solo un pedacito.

En Cardón conocimos mucha gente linda, algunos que no volvimos a ver ni a tener contacto con ellos, y otros, como mis compadres queridos, Santiago y Norilda Porras, conocidos de cariño como el Musiú y la Negra, con quien seguimos manteniendo contacto frecuente y cercano, a pesar de la distancia, que vivían en los apartamentos para solteros, ubicados entre el Centro Médico Cardón y el Seguro Social. Ellos llegaron recién casados, sin chamos. Recuerdo que Santiago tenía un wolkswagen que a Gonza le daba muchísima risa, nunca supimos por qué, ya que no hablaba, pero él veía el carro, lo señalaba y comenzaba a reírse. Son tantos los cuentos para recordar con mis compadres. Nunca olvidaré la emoción que sentí y cómo lloré, cuando estando la Negra embarazada de Juan Pablo, su segundo hijo, me preguntaron si quería ser la madrina. Un regalazo de Papá Dios, que sabe cuánto amo a ese muchachito.

El mejor plan de Cardón era ir a la playa los sábados y domingos entre las 9:00 y las 10:00 am. Estacionábamos el carro en el Miramar, que era el club de la empresa y nos quedaba a dos cuadras de la casa, bajábamos como 500 escalones y disfrutábamos entre tres y cuatro horas de una playita rica, limpia, segura y con poca gente, porque la mayoría llegaba cuando nosotros ya estábamos de regreso. El agua es helada, pero divina. El restaurant de la Playa era ideal, ahí almorzábamos pescadito frito o mojito, con arroz, ensalada, tostones o platanitos fritos y unas enormes y riquísimas arepas peladas, que nunca podían faltar. La concesionaria que lo atendía era la famosa y querida Polita (†) quien nos atendía siempre con muchísimo cariño y su hija Lily, quien nos hacía reír porque llamaba a Gonzalo, Sr. González. Y al terminar de comer, de vuelta para arriba, unas veces por las escaleras, otras veces por la rampa, la que subíamos en zigzag o de espalda, supuestamente para no cansarnos tanto 😂😂, era matador, pero valía la pena después del rato tan rico y ayudaba para la siesta de dos horas que nos esperaba al llegar. Y al levantarnos de la siestica, preparaba unos súper helados en copas, de mantecado, chocolate, sirope o leche condensada y almendras o nueces picaditas… Eran lo máximo... todo lo que no puedo comer ahora.

De vez en cuando, nos íbamos a pasar el día al Pico, una playita que nos encantaba, que era igual de fría, pero un poco más lejos. Y también íbamos a alguna de las playas del otro lado de la península, que sí eran calienticas, como Adicora, el Supí, Tiraya y Buchuaco. ¡Que playas! De esas bellezas naturales de nuestro país, que olvidamos que existen, pero vale la pena recordar, a ver si los que nos hemos quedado en Venezuela, logramos parafrasear a Valentina Quintero, con su característico… «tal cosa o tal otra, me deja sembrada en Venezuela».

Los sábados en la tarde íbamos a comer unas pizzas buenísimas en un restaurant ubicado en Puerta Maraven, que era la zona comercial en la entrada del campo. Gonza era feliz en ese lugar, muy grande, ventilado y con las mesas separadas, lo que le permitía correr libre, sin peligro.

Curimagua
Uno de los tantos paseos bonitos que hicimos, fue ir a Curimagua, poblado agrícola en la Sierra de San Luis, al sur de Coro, capital del estado Falcón, un sitio alto, con clima de montaña, muy agradable. Fuimos con una pareja de Caracas, Carlos y Coromoto Quintana, que tenían una perrita llamada Sombra. Jamás podré olvidar que Gonza se portó súper bien, a pesar de las curvas de la carretera, pero resulta que Sombra, se mareó y ¿qué creen que pasó? Le ha vomitado el malibú a Gonzalo, (gracias a Dios que la tapicería era de vinyl) el ser que más cuida los carros en la vida; tanto así que, al día de hoy, conservamos los dos Toyota Corolla, comprados en 2002, los que no solo son nuestro medio de transporte, sino que, con frecuencia, desconocidos paran a Gonzalo en la calle, para preguntarle si los vende (cualquiera de los dos) 😀.

Curimagua- Malibú del 80 

Adicora- marzo 1982
Cuando Gonza tenía año y medio, quedé embarazada de Gisela. La última visita que tuvimos en San Marcos, con mi barriga de seis meses, fue de mis suegros, la cual disfrutamos enormemente. Fuimos un fin de semana a una casa de la compañía en Adicora; un paseo lindo y muy agradable. Cabe mencionar que mi suegra era la mejor que se puede tener en la vida y con ella siempre lo pasábamos divino, por su alegría, por su entusiasmo, por todo; Gisela era un ser espectacular, preciosa por dentro y por fuera. Solo un detalle maluco e inolvidable, acompañó el viajecito… En la casa no había aire acondicionado sino ventiladores de techo y aunque las ventanas tenían telas metálicas, resulta que a «esta que está aquí», miedosa y muy escrupulosa a esa edad (ya no soy tanto, en serio 😉), le caminó una cucaracha voladora por la espalda… Han pasado más de 40 años y recuerdo como si fuera ayer los rasguños que me hice en la espalda cuando me percaté de qué era lo que estaba sintiendo… ¡Que ascooooo!!!! Y hablando de cucarachas, las voladoras no eran las típicas de la zona, creo que esa estaba coleada, porque las propias son las conchudas, esas que parecen morrocoyes, las peores del mundo mundial… pero me acostumbré y hasta llegué a matar alguna.

Recordar es vivir y aún queda mucha tela por cortar…. Solo sé que éramos inmensamente felices y creo que no lo sabíamos… Dicen que uno en Cardón llora dos veces, cuando llegas y cuando te vas. Absolutamente cierto, doy fe de ello. Y falta lo más importante, lo que me hizo amar más esa tierra, así que, CONTINUARÁ...

PD: la foto de portada en los Médanos, debió ser en otro viaje de mis suegros, porque yo no tenía barriga y era flacaaaaaaa.

Recuerda que las cosas cambian para bien, cuando la gratitud es mayor que la queja, lo certifico.

Si te gustó, no olvides comentar y compartir con quien creas pueda disfrutarlo. Sígueme en mabrelatos.blogspot.com y en Instagram @mabrelatos. 

Nos vemos en quince días, Dios mediante.

María Eugenia Álvarez Brunicardi. 


Caracas, 5 de febrero de 2023

 

 

Comentarios

  1. Lindos recuerdos de la juventud , cuando empezamos a formar nuestras propias familias....Ver a Mami , el mejor regalo....

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  2. Recibido por whatsapp: "BELLÍSIMO relato. Me hiciste revivir mis años de Cardón. Aunque yo era de Falcón, tu relato de tus vivencias son muy similares a muchas de las mías.
    Felicitaciones nuevamente por esa “pluma” aunque ahora sea “tipeo”.

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  3. Que lindo relato de tu historia mi tía Mau querida. Siempre te he visto feliz y me encanta oír tantas cosas lindas de tu vida.

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  4. Mi querida primaaa!!!! Disfruto muchos tus relatos, que de recuerdos tán maravillosos que llenan nuestras vidas!!!! Un cariño inmenso 🥰….. Mariela Cedeño ♥️

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  5. Vía whatsapp: "Que hermoso relato Mau. Que divertidas las palabras y frases que usan! Hablan muy parecido a los zulianos.
    Creo que fue una importante etapa de tu vida, que contribuyó a consolidar tu relación con Gonzalo. Me gustó mucho tu descripción sobre tu vida en Paraguana.❤️❤️❤️❤️

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  6. Mau! Me deleité con tu relato. Gracias por tu forma tan fresca de darnos a conocer parte de nuestra tierra, las aventuras de los recién casados, el ser mamá, los amigos, especialmente a Norilda y Santiago a quienes conocí, el episodio de la cucaracha (qué as co!!!) y sobre todo la ilusión que me da esperar la segunda entrega. Un beso amiga bella y gracias por tus relatos.

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  7. Vía whatsapp: "Siempre he querido visitar el estado Falcón y gracias a sus relatos tan específicos y vivenciales he podido ver tan hermoso lugar. Gracias por compartir tan bellas experiencias de su vida tan hermoso y llenas de positivismo"

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  8. Cómo siempre disfruto intensamente tus relatos uno se siente en el lugar de los hechos !!!! Etapa muy linda e importante …dentro de poco tiempo nos estaríamos conociendo !!!! Una gran bendición en mi vida .

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  9. Qué lindos recuerdos amiguita; estuvimos juntas en dos tiempos distintos qué nos envió la compañía y tuve la suerte de estar contigo en esas oportunidades
    Recuerdo mucho cuándo iba a tomar cafecito a tú casa en las mañanas y muchas veces nos encontrábamos en la playita del club Miramar una belleza de playa nunca fallábamos de ir cada domingo
    También recuerdo mucho cuándo hicimos las botas navideñas qué nos quedaron muy lindas; éramos tan jovencitas y todo lo hacíamos con tanta ilusión y alegría
    Gracias amiga linda por traer a mi mente tantos recuerdos hermosos qué sólo tú puedes narrarlos tan lindo
    María Isabrl

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  10. Mi querida Mau! Leí tu relato en voz alta porque jose lo quería oír. Lo disfrutamos muchísimo y como siempre te digo me encanta tu redacción espontánea y real! Apegada a lo vivido con sinceridad y amor!! Con razón recuerdas esa etapa de tu vida con tanto cariño! Esperamos ansiosos la continuación!! Te queremos y te admiramos!!! Dios te bendiga!

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  11. Recibido vía whatsapp: "¡Dios mío! que belleza de escrito mi Mauchita. Él bendice ese don, me retrotraiste a una época única y hermosa...Este escrito removerá el espíritu de muchas personas, por favor continua y luego cuéntanos de Lagunillas ... besos".

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  12. Mauuu!!! Se siente en tu relato tu felicidad de ese tiempo y de ahora que los recuerdas y con tanta sencillez y amor nos comparte… graciasss… la emoción de preparar los helados no tiene precio !!! Un abrazo quedo anclada al continuará…jajjaja

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  13. Cuantos gratos recuerdos y vivencias nos trasmiten nuestros tiempos de comienzo de proyectos que hoy están colmando de sentido nuestros vínculos y experiencias de vida. Agradecidos a Dios por habernos hecho amigos y compadres para convertirnos en la familia adquirida. Un gran abrazo Comadre!!
    tus compadres La Negra y el Musiú

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  14. Muy agradecida por la valiosa observación al final de este comentario recibido por whatsapp: "Lindo tu relato y tus recuerdos atesorados que nos retrotraen a ese mundo que compartimos. Allí llegamos recién casadas, la mayoría y vimos crecer a los hijos en un ambiente muy cercano a la naturaleza al tiempo que cerca del mundo industrial del petróleo.
    Un solo detallado, los muebles de Moruy originales se hacían con madera de cardón, aunque parezca raro, los cardones llegan a tener gran tamaño....
    Sigue adelante con tus relatos tan especiales 💞

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  15. Recibido por whatsapp: "Que lindura todas esas vivencias….en espera de la segunda temporada. Un abrazo"

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  16. Recibido por whatsapp: "Mau por fin pude leer tu ultimo relato, felicidades!! Yo diría “recuerdos tristes de un pasado alegre” aunque no se si la palabra tristes es muy dura, mas bien recuerdos y nostalgia, se nota claramente por tus palabras lo felices que fueron esos años que vivieron en Cardón, y tus bb chiquitos, y tú y Gonzalo jovencitos, unos niños!! Que bellos!! Esperamos la continuación del relato".

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  17. Recibido por whatsapp: "Que bello este relato Mau, como todos🥰 pero con éste, viajé por Cadón. Un 😘💓

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  18. Recibido por whatsapp: "Muy ameno y refrescante el relato. Uno puede identificarse con los protagonistas del mismo de inmediato".

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  19. Mi querida Mau !! Que hermoso relato … me llevaste a revivir los bellos días en los campos petroleros donde forjamos tan hermosas amistades como las de ustedes … sigo admirando el don que tienes de transmitir esas vivencias tan bellas de manera tan natural y espontánea como si hubiésemos estado contigo …o sea, recorrí parte del Campo en Paraguana contigo este relato….

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  20. Una vez ,pude vivir la maravillosa experiencia de trasladarme imaginariamente a lugares de nuestra hermosa Venezuela,creo que Valentina Quintero tiene una gran competidora ,describes con precisión ,detalle a detalle tus vivencias, qué grato recordar es vivir , aunque no estuve allí , disfrute
    las aguas heladas de las playas de Cardón y pescadito frito.
    Felicitaciones Mau por compartir parte de tu historia familiar con la magia que te caracteriza como escritora sencilla ,humana e insuperable por su forma inspiradora y majestuosa para narrar.
    Felicitaciones,me encantó conocer parte de tu vida.
    Gracias por tanto querida Mau.

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  21. Una vez más( ,ja...ja, me salte esa palabra)

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  22. Este primer relato lo leí pero no lo comenté jajaja. Me encantó y recordé q me parecía increíble saber q mi “hermanita pequeña” estuviera viviendo esas aventuras q quedaron imborrables en su memoria para q la vida no fuera tan monótona y fastidiosa,
    Recuerdo claramente todo de las veces q fui a visitarlos. Desde mi sobrinito precioso, la playa, las arepas pelá y hasta las cucarachas conchúas y un chinchorro donde me recuperaba de la bajada de tensión jajaja.
    Besitos de tu hermanita

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  23. Que buena memoria! Me hiciste retroceder en el tiempo: recordar sitios y nombres que había olvidado por completo. Que etapa tan bonita

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