¡Bienvenidos a mi relato N° 33!
Un
recuerdo de Lagunillas que no estaba en mi memoria cuando escribí el relato anterior,
me acaba de llegar de repente… Así como la palabra de Gonza (mi hijo) en Cardón era «mechurrio»,
en Lagunillas era «balancín», jajaja, estaban por doquier en ese campo y a él
le encantaba verlos. El balancín es un amasijo de hierro, el equipo más conocido a nivel mundial para la
extracción del petróleo, es uno de los cinco métodos más conocidos que se
utilizan en los pozos petroleros cuando la energía del yacimiento no permite
que se mueva de manera natural hasta la superficie.
Me
han elogiado mucho la buena memoria, pero he de reconocer que ya en este punto
(segunda y tercera etapa de Cardón) se me tranca el serrucho completamente
cuando intento conectar recuerdos con fechas, por lo que es muy probable que
mezcle una etapa con otra, ya que, parece mentira, pero mientras más cerca, más
difícil se me hace fijar los recuerdos con precisión. Avanzando y retrocediendo,
como en muchas películas, que cuando comienzas a entender, te trasladan a otra
época pasada y a veces no logras enterarte de cuándo ocurrió nada.😂Por ahí creo
que irá la cosa… coloquialmente hablando, un pa’ lante y pa’ trás.
En
fin, después de casi dos años en Lagunillas, regresamos a Cardón por segunda
vez. Nos asignaron una de las 35, viviendas que llamaban así por ser un grupo
de 35 casas, todas iguales, con un tamaño perfecto, manejables, cómodas, con
una distribución excelente, ubicadas a lo largo de dos calles, una detrás de la
otra, en la comunidad Cardón.
Con
una casa de por medio, tuvimos como vecinos a Augusto (†) y Zulay Rojas, con
sus muchachitos bellos, Ale y Ricky. Gratos recuerdos con esa familia querida,
desde buscar a los niñitos en el preescolar del Centro Cívico, que nos quedaba a
dos cuadras, compartir las actividades culturales del mismo centro, del que
recuerdo con inmenso cariño a su directora, la maestra Antonia, cariñosa,
cercana y muy querida por los niños y los representantes; pasando por compartir
ratos de playita rica en el Miramar, tomar café y hasta cambiar los muebles de
sitio de la casa, que era la especialidad de Zuly… Como gozábamos cada invento.
Y nunca olvido a Mary, que era parte de esa familia, cuyo nombre fue puesto por
Zulay (muy graciosa), cuando comenzó a trabajar en su casa, porque no encontró
apropiado el nombre real, o simplemente, porque Mary le gustaba más. Y se quedó
Mary. Con Zuly chateo de vez en cuando y
el día que le pregunté, si le seguía enviando los relatos, me respondió:
“Síiii, por favor, lo más sabroso es tomarse el café y leer los relatos de
Maucha”.
Gonza con Chabelica |
En
esa época pasamos dos años en Cardón y de ahí volvimos a Caracas.
Hay
una anécdota de Cardón, de la que no logro precisar fecha exacta, pero fue un
momento que se me quedó grabado y que puedo recordar como si hubiera sido ayer,
aunque tenga sus matices borrosos, por el paso de los años. Quienes me conocen
bien, es posible que me hayan escuchado contarla en repetidas oportunidades…
claro está que, siempre sin mencionar al protagonista, de la misma manera como
lo omitiré hoy… “se menciona el pecado, más no el pecador”. Así que, aquí
vamos…
Una
noche, probablemente de sábado, se presentaba en el Club Miramar de la
Comunidad Cardón, Soledad Bravo, cantante venezolana, de origen español, que ha
interpretado los más variados géneros musicales y cuyos inicios se asocian a la
música folklórica y de protesta, con la que alcanzó gran popularidad. La tarima
ya estaba montada y sobre ella, los músicos de la orquesta, instrumentos,
sonido, luces, todo muy bien dispuesto, listo y al punto, digno del evento a
celebrarse… Y a escasos minutos de comenzar el tan esperado concierto al aire
libre, de la extraordinaria y emblemática voz a la que fuimos a escuchar, resulta
que la condición climática propia de la zona: «la brisa», que en esta esta
ocasión, al parecer estaba muy decidida a hacerse sentir, se convirtió en un
fuerte, intenso y prolongado viento que arremetió contra el lugar, ocasionando el
desplazamiento de algunos instrumentos y la caída del sonido, razones por demás
obvias, para que el concierto se retrasara por un buen rato. Como consecuencia,
no se hizo esperar la respuesta propia de nuestra cultura latina… el público impaciente
y en conocimiento de la potente y espectacular voz de Soledad, comenzó a
entonar al unísono, alto, claro y repetido un: «¡A capela, a capela, a capela!» (expresión tomada de la locución
italiana “a cappella”), cuyo uso, se popularizó hace una innumerable cantidad
de años, siendo atribuida al hecho de cantar
sin acompañamiento musical. Para mí, aquello era taaan obvio… me refiero al
significado de «a capela», que ni remotamente hubiera pasado por mi cabeza, la
posibilidad de oír algo como lo que escuché en ese instante, de boca de
una lugareña, vecina de la comunidad, sentada a mi lado en la mesa que
compartíamos con un grupo de amigos:
«Ayyy, que fastidio, que termine de cantar ya “la capela esa”, para que se callen». ¡Oh, oh! Segurísima pues, estaba ella, de que el público pedía a gritos una canción llamada “la capela”. 😂😂😂😂 En fin… sin comentarios.
Seguiré en esta misma línea, publicando de vez en cuando y algo desordenadito, intercalando otro tipo de relato y como vayan viniendo los recuerdos sobre campos petroleros, los iré contando, porque estoy segura de que seguirán llegando ¡Recordar es vivir!
💗💙💚💛💜💝💗💙💚💛💜
Amaneció el día de San José con buenas noticias, que no les voy a contar 😂😂 solo sé que siento más cerca la posibilidad de publicar mi libro 😉 No es nada seguro, pero sin temor a equivocarme, su nombre es SEIS GOTAS PARA EL OCÉANO. Seguimos...
💗💙💚💛💜💝💗💙💚💛💜
No olvides pensar, oír, contar lo bueno y hacer que la gratitud pase al siguiente nivel, porque las cosas cambian para bien, cuando la gratitud es mayor que la queja, lo certifico.
Por favor, ESCRIBE TU NOMBRE en el comentario, si no quieres que aparezca anónimo. Me encantaría conocer al remitente.
Nos
vemos en quince días, Dios mediante.
María Eugenia Álvarez Brunicardi.
Caracas, 19
de marzo de 2023
ResponderBorrarHoy estuvo muy divertido el relato. Recuerdo perfectamente el cuento de “A Capela” comiquísimo!!!
Y qué bella esa foto de Gise y Gonza disfrazados. Demasiado bellos mis sobrinos. Y como dice Zulay…rico leer tus relatos con el primer cafecito del domingo.
Tu hermanita ❤️
Realmente muy divertido para uno que vivió en los campos petroleros, leer tus relatos . Uno revive muchos momentos importantes . Gracias Mau
ResponderBorrarAndy
Me hiciste reír!!!! Quedó atenta al continuará
ResponderBorrarJajjajaj
Muchas gracias por recordar a mi papá. Por mi edad en el momento es difícil recordar. Aún así, la imaginación me devuelve como si fuera hoy. Abrazos a toda la familia. Ale Rojas.
ResponderBorrarMuchas gracias por recordar a mi papá y mi familia! Que buenos recuerdos!! Muchos saludos!!!!
ResponderBorrarRicky
ResponderBorrarComo siempre muy interesante el relato ,me quedé con ganas de más,los recuerdos nos son como huellas que alimentan nuestra historia y nos sirve para conectar con nosotros mismo , gracias por hacernos parte de tu club de fans .
ResponderBorrarEspero tu próximo relato.
Un fuertísimo abrazo 🤗
Soy Yantany y como siempre he disfrutado muchísimo tu relato!!! Que autentico! Puedo imaginar la maravilla que será para quienes compartieron vivencias, leer tus relatos donde ellos mismos son protagonistas!! Espero que sigas escribiendo para que un día escribas cosas de los ANDTLV!!!
ResponderBorrarVayan como siempre mis felicitaciones!!!!🌷
Maucha recién regresando de viaje y retomando la lectura de tus gratos escritos. Besitos
ResponderBorrar