Narrando y describiendo hechos o situaciones reales, siempre suelo dar mi opinión; sin embargo, “Cambiar la mirada”, “Alegría y gratitud”, “Empatía y resiliencia”, son los únicos escritos, básicamente reflexivos que he publicado… Los he disfrutado y he aprendido tanto de ellos, que creo que seguiré por un rato más en este camino, al menos mientras no aparezca una nueva idea loca en mi cabeza o el Espíritu Santo me ilumine y me inspire para hacer o escribir otra cosa (ya he visto algunos flashes) 🙈😂. Por lo pronto, hoy vamos con “Sinceridad y Prudencia”, lo que, sencillito precisamente, como que no está… Mucho de fondo, de esencia, pero también bastante de forma.
La Real Academia nos dice que…
Sinceridad es: sencillez, veracidad, modo de
expresarse o de comportarse libre de fingimiento.
Prudencia es: templanza, cautela, moderación.
Sensatez, buen juicio.
En el cristianismo, una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello.
Qué
importante es la sinceridad, la transparencia, la autenticidad, qué valioso es ser un hombre o una mujer
sin doblez, como nos cuenta el Evangelio de san Juan, sobre lo que dijo Jesús
cuando vio a Natanael: “Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”.
Sinceridad es sencillez, honradez, naturalidad, es no necesitar adornar lo que se dice con palabras rimbombantes para lucirse o quedar bien con los demás; es no llenar mi verdad de excusas o justificaciones, porque podría perder su autenticidad o desvirtuar su esencia. Ser sincero es ser yo mismo, ser como me ven, como me oyen, como me leen, no fingir algo que no soy.
Me hace muy feliz cuando las personas dicen que al leerme, les parece que me oyen hablar... Me encanta, porque si algo
puedo afirmar es que escribo lo que pienso y siento, como lo pienso y lo siento…
Soy yo, sin adornos.
Sinceridad es armonía entre pensamientos, palabras y acciones, es pensar
todo lo que se dice, aunque no sea necesario decir todo lo que piensa, porque
los pensamientos son interminables, van y vienen y no vamos a transmitir cualquier
cosa que nos pasa por la cabeza, pero sí debemos estar de acuerdo con todo lo
que decimos y actuar de manera coherente, en función o en consecuencia de ello.
Y no solo es estar de acuerdo, es pensar bien antes de decir algo… Recuerdo que
cuando alguien se enredaba y decía alguna locura sin sentido, mi papá solía
repetir una frase que me encanta: “Antes de poner la lengua en movimiento,
ponga su cerebro en funcionamiento”.
Vamos entonces con este intento de fusión, a ver qué sale… Prudencia es una virtud
valiosísima, que parece haberse diluido, perdido, desaparecido en el mundo, con
el tiempo y cuánta falta hace. Intentaré desglosarla en sus diversas definiciones, aun cuando
empiece por la que, en mi opinión, la relaciona más directamente con la
sinceridad.
¿En qué nos puede beneficiar esta combinación de sinceridad y prudencia? Nos permite edificar en vez de destruir, animar en vez de ofender, unir en vez de separar… inclusive, puede evitar que se rompa lo que debería permanecer unido, junto, cohesionado. Y definitivamente, algo de empatía debe existir en esta fusión, porque si necesariamente, debo comunicar una verdad dura y fuerte, el hecho de hacerlo amablemente, tratando de no herir, de no hacer daño, sin omitir nada de lo que hay que decir, sin necesidad de adornar, solo con un matiz empático, con prudencia en la manera, siempre dará mejores resultados. Lo que debe cambiar es la forma, nunca el fondo, es decir siempre lo que hay que decir, pero de la manera correcta. No se trata de "dorar la píldora", de decir medias verdades o de disfrazar una verdad, se trata de ayudar, de mejorar, de construir, nunca lo opuesto.
Guardando las diferencias con el pensamiento de Jean Paul Sartre, encontré muy oportuna una frase suya, que puede resultar contradictoria: “Cada palabra tiene consecuencias, cada silencio también”. En mi opinión, esto no hace más que confirmar y darle poder a la importancia de la sinceridad en nuestra vida, decir lo que hay que decir, cómo, cuándo y de la forma más adecuada, porque las palabras pueden hacer tanto mal o tanto bien como puede hacer el silencio u omisión de las mismas… Asumir las consecuencias de lo que hablas y de lo que callas. Aquí entra como anillo al dedo, una buena dosis de sentido común, el menos común de los sentidos.
Recordé de repente, los interminables silencios en las series turcas, que todos parecen ser momentos incomodísimos, en los que no encuentran las palabras para responder, aclarar o salir airosos de una situación... solo cruces de miradas que nunca llegan a su fin... 🤣😂 Alimento para escribir sobre una buena
comunicación o sobre relaciones interpersonales, pero ya eso es harina de otro
costal, comidita para otra reflexión.
Hasta aquí, la sinceridad ha estado marcada por la prudencia, partiendo de su definición como cautela y moderación, pero si nos trasladamos a lo que significa en el cristianismo como virtud cardinal, que es discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello, resulta maravilloso tomar conciencia de que todo en la vida debe estar permeado de prudencia o determinado por ella, incluyendo los casos en los que se pretende iniciar una vida nueva, salir de la zona de confort o comenzar algo, generar un cambio, correr riesgos, lanzarse… Porque decidir entre el bien y el mal no es cosa de juego. La prudencia, en este caso, a la inversa, es la requiere de sinceridad con nosotros mismos a la hora de tomar decisiones importantes. No tiene sentido engañamos, haciéndonos creer que vamos por el camino correcto, si en el fondo sabemos que es exactamente lo contrario. No es dejar de hacer, es hacer con la sana prudencia que se requiere en cada situación.
La prudencia me ayuda a crear un marco de bondad para expresar verdades crudas, no a disfrazar la verdad y me lleva a discernir entre el bien y el mal... La sinceridad conmigo mismo y también con los demás, puede influir significativamente sobre la prudencia, que conduce a una correcta toma de decisiones.
No fue tan difícil… ¿o sí? ¿muy enredado? ¿o no? Creo que ya no concibo una sin la otra. ¿Cómo lo ves tú? Me encantaría leerte, leer tus críticas, observaciones y comentarios, para confirmar que no divago o que tal vez sí.
No
olvides pensar, oír, contar lo bueno y hacer que la gratitud pase al
siguiente nivel, porque las
cosas cambian para bien, cuando la gratitud es mayor que la queja, lo
certifico.
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disfrutarlo o necesitarlo… no sabemos en qué momento, una simple frase puede
ayudar a alguien. Y si tu comentario aparece anónimo, pero quieres que se
conozca el remitente, por favor escribe
tu nombre al final.
¡Nos vemos en quince, Dios mediante!
María Eugenia Álvarez Brunicardi.
Caracas, 10 de septiembre de 2023
PPD
Me encantó esta reflexión y comparto totalmente, aunque siempre es difícil hacerlo. Gracias por compartirlo
ResponderBorrarMau!!!, Maravilloso y providencial...sintonía con el Evangelio de hoy, cuyo mensaje central es la "corrección fraterna". Gracias por tu regalo de hoy.
ResponderBorrarMe encantó. Excelente! Muy claro y material para mucha reflexión! Apoyo el comentario del evangelio de hoy. Sinceridad y pridencia. Gracias Mau!🥰👍🏻
ResponderBorrarVía WhatsApp: "Hola Maucha. Saludos. Siempre es satisfactorio leer tus relatos. Estas reflexiones son, realmente, otro relato, no de sucesos, sino de pensamientos, de acciones de la conciencia, de eso que nos hace realmente humanos como afirmara el filósofo venezolano Emeterio Gómez. Abrazos y bendiciones".
ResponderBorrarMuy buenas virtudes que debemos cultivar cada día en cada acción! Y si eso ayuda a mejores relaciones humanas es genial. Gracias, Cristy
ResponderBorrarVía Wapp: "Gracias Mau... Me siento muy honrada y bendecida de recibir este mensaje!. Me encanta como diluiste estos dos conceptos de tal forma, que uno sin el otro podría llevar un poco de irritabilidad o roce en una conversación".
ResponderBorrarCómo siempre es grato leerte porque es como oírte! Me encantan esos temas, esos conceptos que usamos a diario, pero que no son fáciles de definir! Por eso te admiro. Tienes la virtud de explicar tal
ResponderBorrarcomo cada quien piensa que es. Con toda humildad me atrevo a decir que creo que la sinceridad forma parte de nuestra personalidad y es una fortuna aplicarla en las comunicaciones. Mientras que la prudencia se debe cultivar, porque pudiera herir al interlocutor y no es lo que queremos. Abrazo cariñoso para ti!
Excelentes como siempre todas tus reflexiones. De acuerdo con todas.
ResponderBorrarTu hermana Irene
Bendecida Sra. Maucha por esa capacidad de tener para explicar tan claramente lo que para muchos es difícil expresar. El ser sencillo y prudente va tomado de la mano de nuestra creencia en Dios todopoderoso y que a través de esa conducta podemos ser buenos hijos de él. Muchas bendiciones Sra. Maucha
ResponderBorrarVía Whapp: "Querida Maucha!! Maravillosa reflexión como todos tus relatos…nos llevan a esa atmósfera amorosa a través de ellos: sinceridad y prudencia!! Abrazos cariñosos de tu prima!! 💕💕💕🙏🏼🙏🏼🙏🏼
ResponderBorrar❤️
BorrarTú reflexión de este domingo, como de costumbre, !!!excelente.!!..Dos virtudes tan necesarias de desarrollar en nuestra relación con los demás. Me hiciste recordar uno de los primeros consejos para Adri " Se siempre sincera "...tú cuñadita
ResponderBorrarHola mi querida Mau, muy acertadas tus reflexiones sobre sinceridad y prudencia,como siempre das en clavo , pues me hizo reflexionar a veces decimos las cosas con toda la sinceridad pero pone.oa la mirada en la manera como se expresa,incluso pasamoa por alto el estado anímico de la otra persona y por ser imprudentes terminamos hiriendo sin haber querido hacerlo, por consecuencia ambaa personas terminan sintiéndose peor.No sé si me explico ,lo importante es que tú opinión aclara mucho la relación íntima entre ambas definiciones.Felicitaciones como siempre logras llegar con claridad a tus lectores.
ResponderBorrarSaludos Elia Ferreira