¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO!
Escuchar es una actividad fundamental en nuestras interacciones diarias. A través de la escucha, recibimos información, comprendemos y podemos responder de manera adecuada o no.
Según el diccionario de la Real Academia, escuchar es prestar atención a lo que se oye, es dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia.
Con base en estos conceptos tan correctos como fríos, mi intención hoy, es invitarlos e invitarme a tomar conciencia sobre la importancia de escuchar y a recordar que en muchos momentos y situaciones: "calladitos nos vemos más bonitos".
Si alguien nos pide un consejo y estamos en capacidad de dárselo, hagámoslo. Si alguien nos pide que lo escuchemos, es porque quiere o necesita ser escuchado, no que le den consejos; entonces no lo hagamos, porque no estaríamos haciendo lo que nos ha pedido. Muchas veces sentimos el impulso de aconsejar inmediatamente, sin pensar, sin reflexionar, con una certeza inmediata de que tenemos la verdad en nuestras manos, la sabiduría, los años o lo que sea que nos hace pensar que tenemos esa autoridad, pero si una persona requiere de escucha, concedámosle su deseo, ya habrá momento para consejos.
Las personas que no escuchan al otro, no siempre lo hacen intencionalmente
y puede ser por múltiples razones, entre ellas, la distracción y la falta de
concentración. Pero qué importante es poner atención y observarnos cuando
alguien nos habla, y comprobar que, con más frecuencia de lo que nos imaginamos,
no escuchamos o dejamos de estar atentos a lo que nos están diciendo, y qué
importante es también, tomar conciencia de lo indiferentes que podemos llegar a
parecer y a ser...
Si necesito hablar, desahogarme con alguien a quien quiero y sé que puedo contarle mi vida, lo hago ¡maravilloso! Hablo hasta el cansancio, dreno,
saco, exteriorizo todo lo que tenía por dentro.
Pero cuando alguien habla de algo o me cuenta algo y yo automáticamente en vez
de escuchar con atención, respondo lo mismo, pero sobre mí, como que YO también
lo tengo, lo hice, lo viví, lo sentí, igual o de otra forma, mejor, más grande,
más pequeño, más bonito, más triste, más alegre... Por una parte, sin darme
cuenta, cuando hago eso, le estoy restando importancia a lo que mi interlocutor
me está contando, como si eso no fuera relevante ni novedoso, lo cual puede
hacerlo sentir muy incómodo y hasta frustrado, porque en ese momento quería,
necesitaba o le hacía feliz hablar de eso y ser escuchado; y resulta que yo,
con MI cuento, le corté la inspiración por completo. A veces es útil usar
ejemplos personales, es verdad, pero siempre y cuando ese ejemplo sirva para denotar
comprensión y empatía, una especie de “no estás solo”, “a mi me ha pasado”, “te
entiendo perfecto”. Porque de lo contrario, lo que hago es restregar en la cara
del otro (tal vez sin darme cuenta) que no me dice nada nuevo o que lo que me
cuenta no es importante. Y ahí sí es verdad que transmito un egocentrismo que
puede resultar súper desagradable. Un yo, me, mi, conmigo, que ignora
totalmente al otro, porque lo importante es solo lo que me pasa a mi.
¿Te has percatado de eso en otras personas? Es chocante ¿verdad? ¿Y te has
detenido a pensar si tú lo has hecho alguna vez o lo haces con frecuencia?
¿No te parece maravilloso saber que cuando hablas, alguien te escucha atentamente? Y tú ¿haces lo mismo cuando alguien te habla? ¿Escuchas con atención? Porque hacerlo es respeto y consideración. Y si te gusta recibirlos, lo ideal sería ofrecerlos en la misma medida. Y que conste, no estoy aconsejando, solo estoy reflexionando e invitando a la reflexión.
Si a todo lo que cuentas o expresas a otra persona, con ilusión, con deseos de
compartir una novedad o una frustración, ésta responde siempre sin el más mínimo gesto de asombro
y con un yo sé, por supuesto, claro, yo lo sabía, y además le agrega ese
lenguaje corporal de hombros alzados, denotando obviedad con
superioridad, se te quita por completo el entusiasmo por volver a
compartir con esa persona ¿O no? Piensa si te ha pasado... que te lo hayan
hecho a ti y luego, si tú lo has hecho. A veces la otra persona lo que quiere es darte una noticia, buena o mala, mostrarte un conocimiento, desahogarse, compartir algo... No seas tú entonces el "sobrado", que se limita a un “obvio”, o que trata de convencer al otro de que está en un error, porque sin darte cuenta, puedes
estar rompiendo una conversación, una buena comunicación, un momento bonito o
importante y hasta una relación. Hay que ubicar el momento para dar un consejo, para sacar al otro de su encierro y sin que me quepa la menor duda, no es cuando está ofuscado, furioso, ensimismado en su rabia o en su dolor. Ahí cabe escuchar y tratar de entender, hasta lo incomprensible... ya habra momento para aconsejar.
Y otro caso que amerita de aprender a escuchar es... Por ejemplo, cuando en
grupo o en una conversación entre dos, uno habla y tú tienes algo en mente que
opinar y te centras tanto en lo que quieres decir, que dejas de escuchar al
otro para escucharte a ti mismo, esperando el momento para opinar. No estás atento, no disfrutas el rato, la tertulia y te sumerges
solo en lo que tú piensas... no estás de acuerdo con lo que dice el otro o no
te importa para nada, y tienes que discutir, aunque caigas en la terquedad, para demostrar que tú y tu opinión son lo único que importa y eres el dueño de la
verdad ¡Que feo! ¿no te parece? Me ha pasado, de ambos lados y me he dado cuenta
de lo desagradable que puede resultar.
¿Sabes qué situación cae como del cielo, como un regalo de Papá Dios? Cuando te sientas al lado o al frente de una persona que te ha pedido que la escuches, y la miras a los ojos, o no, porque tal vez quiere evitar el contacto visual y prefiere mirar al infinito mientras habla… y la escuchas hablar, con atención, sin interrumpir, procurando que tu lenguaje corporal y expresiones faciales sean cercanas, sutiles y que ni tu muestra de asombro ni tu expresión de obviedad sean ofensivos. Y luego de ese rato, que puede ir combinado con risa, llanto, inexpresividad y mucho más, esa persona te diga, con alivio, satisfacción, alegría o con la emoción que sea que esté sintiendo en ese momento: “Gracias por escucharme, era justo lo que necesitaba”. Tal vez tú ni abriste la boca, no opinaste nada, le dejaste todo el protagonismo a ella… y ya sé, parece insignificante, pero si no lo fue para esa persona, no debería serlo para ti tampoco… Te anulaste tú, porque era su momento, pero no pasa nada, estuviste ahí para el/ella… Son esos pequeños detalles los que le van dando sentido a la vida. Escuchar es servir. Y dependiendo de la circunstancia, situación y relación que exista, un abrazo apretado, podría ser el broche de oro de esta atenta escucha o intento de aprender a escuchar… digo yo 😉
Escuchar es donación porque ofrezco mi tiempo; es paciencia porque dejo hablar al otro tratando de no desesperarme; es empatía porque intento entender cómo se está sintiendo; es respeto y tolerancia porque trato de aceptar lo que no entiendo... y puede ser taaantas cosas más. Como dirían en algún país centroamericano y creo que también en andalucía: ¡¡¡Escushaaa!!!
Comenta y comparte. Leo tus críticas constructivas ¡Feliz semana!
María Eugenia Álvarez Brunicardi (Mau)
@mabrelatos
Cuanta sabiduría en este escrito. Cuánto nos cuesta escuchar… no solo a los demás, también a nosotros mismo. Mi abuela decía que para eso Dios nos dio 2 orejas y una sola boca. Lo del consejo, que realidad. Dicen que un consejo por muy bueno que sea, si no te lo han pedido, es perdido.
ResponderBorrarReflexion cierta, sabia y sana...la entrega en amor, compasion y empatia de uno al otro! Es de los mejores regalos que le brinda un alma a otra...escucha, no oigas.
ResponderBorrarGracias por compartir tu tesoro conmigo.
Prima querida no te imaginas la maravillosa lección que me has dado con tu escrito de hoy. Infinitamente agradecida. Bendiciones
ResponderBorrarCuan cierto todo lo que dices. Personalmente, soy fiel creyente de la auténtica escucha y trato de practicarla constantemente, pero Mauchita, lamentablemente muy pocas escuchan. Me encantó tu expresión "escuchar es servir"
ResponderBorrarEn estos difíciles , ojalá tu mensaje llegue a muchísima gente. Gracias Mauchita querida!!
Maravilloso escrito, prima. Mejor imposible.
ResponderBorrarMau, excelenteeee, ojalá todo el mundo lo pusiera en practica.🙏🙏😘😘
ResponderBorrarMaucha , como siempre EXCELENTE disertacion!!!!!! Realmente a veces no me es facil solo escuchar !!!!! Seguire intentando 😁👍
ResponderBorrarMe gusto mucho la expresion: escuchar es servir!!!!! Y servir es ardua tarea
Me pareció maravilloso. Quiero decirte, que mejor, no pudo haber sido. Que escuchar es de Sabios y más cuando es para ayudar....
ResponderBorrarTe felicito, gracias por compartirlo...
Excelenteeeee mi Mau querida😘😘
ResponderBorrarMuy bien escrito, saber escuchar es sabiduría. Excelente ponerlo en práctica. Confieso que en el pasado me costaba mucho y estoy aprendiendo a escuchar mejor, a servir más y a amar más. Gracias Maucha! ( Cristy)
ResponderBorrarQue linda reflexión!!!!
ResponderBorrarGracias por compartirla.
Te comento que me cayó como anillo al dedo porque justamente anoche mi hija me decía: “No me estás escuchando, ya se me fue la inspiración!!!”
Excelente y muy necesaria reflexión , que difícil puede ser escuchar y realmente interesarte por lo que el otro necesita comentar y necesita tu atención!!!
ResponderBorrarMuy bueno y muy actual: escuchar es Amar.
ResponderBorrarComo siempre...
ResponderBorrarHermosa reflexión relatada tan sencilla que es muy fácil de captar y toca todas las fibras del entendimiento para hacernos pensar!
Excelente explicación de “Las Normas del Buen Hablante y del Buen Oyente”.
ResponderBorrarLa maravilla del oír y del ser oído!! Y La importancia de identificar cuándo una persona necesita ser escuchada y que su interlocutor manifieste interés en su tema!! Y que además se lo refuerce!
Este es un tema apasionante!!!
Siempre lindo leerte!!!
💞
Excelente tu escrito gracias por compartirlo conmigo.
ResponderBorrarMaravilloso, educativo, formativo, de fuerte transfonfo psicológico , con un lenguaje agradable, ameno, sincero , entendible y muy útil para las relaciones humanas …,
ResponderBorrarFelicitaciones Maucha por esa capacidad de transmitir los conocimientos de una forma tan generosa y humana …
Mi querida Sra. Maucha tan sensata y exacta siempre en sus líneas; cuantas veces hasta diario no nos pasan estas situaciones con los demás... En casa, el trabajo hasta la calle en un transporte cualquiera, y con tan solo callar nos convertimos en el mejor amigo de aquel perfecto extraño que solo necesitaba ser escuchado!! Mil gracias por tan hermoso relato💕
ResponderBorrarBella reflexión como siempre prima querida!! Escucharnos, reflexionar y luego escuchar al otro con todo nuestro amor 🧡!! Abrazos!!
ResponderBorrarExcelente, cuánta verdad hilvanada con palabras sencillas y acertadas, a medida que leía pude visualizar espacios de conversación en las que he necesitado simplemente ser escuchada y el receptor asume el rol de emisor donde terminas totalmente frustrada.
ResponderBorrarMe encantó, tienes una manera muy especial para comunicar.
Agradezco el haberme conectado con situaciones de la vida cotidiana donde se dió esa dinámica.
Gracias , siempre dejas un espacio para reflexionar.
Mis más sinceras felicitaciones.
Un abrazo 🤗 caluroso, Elia