En 1995, cuando comencé a dar clases de
Formación Católica en el preescolar del Instituto Andes de Caracas, tuve mi
primer contacto con las señoritas consagradas del Regnum Christi (RC),
movimiento al cual pertenezco desde el año 2000.
El RC es un movimiento católico
internacional de apostolado al servicio de los hombres y de la Iglesia, formado
por los sacerdotes legionarios de Cristo, los consagrados y consagradas y los
miembros laicos (señores, señoras y jóvenes) que compartimos el mismo carisma,
espiritualidad y misión. En los últimos años, por razones que no viene al caso
mencionar, el RC ha vivido un intenso proceso de renovación, acompañado por el
Vaticano, en la persona de Monseñor Velasio De Paolis, que en paz descanse,
fallecido en Roma el 9 de septiembre de 2017.
Desde ese primer contacto con las consagradas, he conocido a muchísimas de ellas, casi todas las que han trabajado apostólicamente en Venezuela, más las que tuve oportunidad de conocer en viajes de trabajo, en Bogotá, Medellín, México, Chile y Roma… mexicanas en su mayoría en los inicios, porque el movimiento nació en México, pero las recuerdo de diversas nacionalidades, a todas, con muchísimo cariño… irlandesas, chilenas, españolas, brasileras, italianas, americanas y las venezolanas que, al principio las conocía a todas, porque eran poquitas, pero las vocaciones en nuestro país, gracias a Dios han crecido, por lo que ya no puedo decir lo mismo.
Las señoritas consagradas del RC son mujeres consagradas a Dios que responden por amor a la invitación de seguir a Cristo, a través de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia en el estado laical.
Viven en comunidades internacionales y
se dedican a la evangelización. Sin excluir ningún ámbito de apostolado,
realizan su labor, principalmente mediante el anuncio de la fe, la pastoral de
la educación, de la niñez, la juventud y la familia, la evangelización de la
cultura, la formación de la mujer, la formación de otras personas consagradas y
las obras de caridad cristiana. Realizan estudios universitarios- eclesiásticos
o civiles de filosofía, teología y ciencias afines a la misión. Actualmente
existe una casa de formación en Monterrey y otra en Madrid.
Algunas de las “consa”, como les
llamamos cariñosamente, se han convertido para mí, a lo largo de estos años, en
mamás, hermanas o hijas espirituales. Son seres maravillosos, de carne y hueso,
que sufren, sienten y padecen.
Y unido a su misión evangelizadora, la
influencia que tienen a través de “su esposo poderoso”, como suelen
decir, para referirse cariñosamente a Jesucristo, las hace capaces,
en su mayoría, de acompañar, animar y aconsejar a un alma triste, cansada,
agobiada, preocupada, hasta atormentada, y sacarla de un agujero profundo, con
la mejor voluntad y unas cuantas palabras inspiradas por el Espíritu Santo; el
mismo que, sin duda, me inspiró a escribir este relato.
Blanca Pierina Briceño Sanabria,
conocida cariñosamente como Blanquis, nació en Maracaibo, estado Zulia, el 19
de noviembre de 1977, un día después de la celebración de la Virgen de La
Chiquinquirá, patrona de los zulianos.
Sus padres: Pedro José Briceño (†) y
Blanca Josefina Sanabria (†). Ambos quedaron viudos, con hijos,
cuatro de su papá y tres de su mamá. Se conocieron, se casaron y de esa unión,
nació Blanquis. Sus hermanos por parte de papá: Perucho (Pedro José), Carlos
Ramón (†), Samuel Federico (su hermano papá) y José Antonio. Y por parte de
mamá: Ezequiel, Tibisay y Wander.
Su padre falleció cuando ella tenía 10
años y desde entonces, Blanquis pasó la vida buscando un amor que se pareciera
al de su papito, pero no fue así, hasta que encontró el amor de Jesucristo,
sobre lo que les iré contando a lo largo del relato.
Su hermano Samuel, junto a su esposa
Finita, con una bella y bien constituida familia, se preocupaban de que
Blanquis tuviera una vida mejor que la que estaba viviendo en Maracaibo,
inmersa en un ambiente un poco bohemio, que no era el ideal. A los 12 años
comenzó a pasar las vacaciones escolares de verano con ellos, en su casa de
Caracas. Un año más tarde, también las navidades.
Cuando Blanquis tenía 16 años, se
mudaron del apartamento donde vivía con su mamá y hermanos, a una casa, también
en Maracaibo. Lilia Montero, una vecina de la nueva casa, tenía una hija y una
nieta de la edad de Blanquis. Esa familia la adoptó de cariño y se convirtió en
su otra familia. Y le cuesta mucho que la gente entienda que realmente, Mami
Lilia, fue su abuela, su ángel; Juana, la hija de Mami Lilia, es su Maíta Juana; y Gaby, la nieta, es su hermana, tal como si llevaran su misma sangre.
Blanquis conoció el RC en Caracas, a través de su sobrina Maru, hija de su hermano Samuel. Ella sabía que sus sobrinos iban a unas misiones de Semana Santa, pero ni a ella le interesaban ni ellos la invitaban. Cuando se fue a vivir a Caracas, conoció a las consagradas y fue a sus primeras misiones, en las que se enamoró de Jesucristo. Fue colaboradora en Barquisimeto, durante dos años.
Cuando le pregunté por el día de su
consagración, Blanquis me respondió textual: “El 22 de agosto de
2004 nos casamos, porque eso fue para mí, mi boda.” Y con
la ternura que la caracteriza al referirse a su amado, me contó que recuerda
con ilusión caminar por el pasillo de la Capilla del Centro de Formación de
Monterrey, mirando el enorme crucifijo, y decirle con la voz de su
corazón: “Para siempre, me clavo en la cruz contigo”. Tenía
26 años cuando se consagró; aunque a los 24 lo conoció y desde entonces no ha
hecho otra cosa que seguirle, amarle y buscar no fallarle. Pero lo más hermoso
es que desde el día uno, no ha dejado de experimentar el gozo de su infinita
misericordia. Hoy tiene 17 años y medio de matrimonio con Cristo, pues el 22 de
agosto cumplen la mayoría de edad y si cuenta los dos de noviazgo, son casi 20…
y solo pensarlo, la emociona y mucho.
Su primer año como consagrada fue muy
duro, porque veía a sus compañeras demasiado perfectas, hablaban y caminaban
perfecto, y sentía que debía encajar en algo que no era y que no podía ser como
ellas. No obstante, considera que el camino ha sido maravilloso.
Sorpresivamente, con los duros momentos
que vivió el RC, por los que atravesaron como congregación, Blanquis sintió un
nuevo amanecer en su vida consagrada, a raíz de la renovación de los estatutos.
A pesar de lo doloroso de estos acontecimientos, asegura que, de no haber
ocurrido, no sabe si hubiera perseverado en su vocación, no por no tenerla, no
sentirla o no vivir intensamente su amor a Dios, sino por pensar que no se
encontraba en el lugar correcto; el que finalmente sí llegó a serlo, porque
Jesucristo así lo quiso.
Cuando Dios entró en su vida, afirma
Blanquis con certeza, lo hizo para quedarse. Nunca dudó del amor de Dios por
ella. Pero lo contradictorio que me resultaba esto, con sentir que no encajaba
en el RC, me llevó a una pregunta obligada, que dudé en formular, lo reconozco,
pero al final la hice… ¿Por qué insistir en el Regum Christi, si amabas
tanto a Dios, pero no te sentías en el sitio correcto? Y ahí fue,
cuando para mi sorpresa, me contó que había vivido una experiencia mística.
Dios le reveló que… “Si Él la hubiera querido carmelita descalza, lo hubiera
encontrado con las monjitas, pero fue en el Regnum Christi donde lo conoció”. Esta
experiencia, la hizo cambiar por completo y mirar con otros ojos lo que le
estaba sucediendo, ya que entendió que esa era la voluntad de Dios en su vida y
la aceptó, genuinamente feliz.
Mis Juani Lozano, para quienes no la
conocieron, fue una consagrada chilena, inolvidable, queridísima, inteligente,
sabia, elegante, muy fina, imponente, con un porte que inspiraba respeto,
segura, fuerte, pero muy humana y cercana. Fue la directora del Instituto Andes
de Caracas, en dos oportunidades, fue directora del Oxford y de la Academia
Maddox, ambos en México. Los últimos años de su vida, los pasó como directora
del Colegio Cumbres Bogotá, desde donde partió a la casa del Padre, el 1 de
noviembre de 2016, día de todos los santos, acompañada y muy querida, por sus
hermanos legionarios y consagradas y despedida con honores, tanto por alumnos,
padres y maestros del colegio, como por la Iglesia local.
A Miss Juani le costó mucho la vocación
de Blanquis, no había forma de que entendiera por qué era como era y Blanquis
le explicaba que así eran los maracuchos, escandalosos, gritones, con vasos
grandes llenos de hielo, muchas salsas en la comida, etc., etc.; quienes los
conocemos, lo sabemos perfectamente y los aceptamos y queremos tal como son, o
no.
Hasta que un día, Blanquis invitó a
Juani a ir con ella a Maracaibo, para que entendiera de lo que le estaba
hablando. Luego de insistir en el viaje, la convenció de ir… Y llegó el día en
que se fueron a Maracaibo, tres consagradas, Blanquis, Juani Lozano y Letty
Vera. Blanquis tenía su sustico natural con el encuentro, aunque les había
pedido a sus hermanos que intentaran moderarse, en todo.
Me imagino lo gracioso del momento y la
expresión de Miss Juani, que era tan circunspecta, en el primer desayuno en
casa con los hermanos, viendo como comían frituras, arepas con mucha salsa y
pare de contar. Luego, almuerzo en casa de la mejor amiga de Blanquis y… Juani
pide un vasito de agua natural, sin hielo; aquello era rarísimo en Maracaibo,
donde todo es grande, full, muy frío, con mucho hielo… La cara de sorpresa de
la amiga, según la describe Blanquis, debió ser todo un poema… me la imagino
clarito.
Lo que cuento, lo hago de manera muy
general, sin mayores detalles importantes y tal vez muchos irrelevantes, solo
con la intención de hacerlo más gráfico y jocoso, pero la esencia del momento,
tan popular y coloquial, radica en el resultado perfecto. Como Blanquis se
quedaba unos días más, cuando las fue a llevar al aeropuerto, Juani,
afectuosamente, le pidió disculpas y le dijo: “Entendí que era un
tema cultural y que tú eres un regalo de Dios”. Desde ese día, la
relación entre ellas, cambió para bien, gracias a que Miss Juani, con la
nobleza que la caracterizaba, aceptó con cariño lo que antes le costaba tanto
entender.
EL FINAL DE MAMÁ BLANCA
Mamá Blanca, la mamá de Blanquis, no
era creyente, no rezaba, solo a José Gregorio Hernández. Siempre le peleó su
vocación, porque nunca la entendió. Fue muy duro para Blanquis, no contar nunca
con ese apoyo.
Cuando su mamá se enfermó, Blanquis
viajaba desde Caracas a Maracaibo, pasaba diez días con ella y regresaba, solo
por obediencia, pero con mucha angustia, ya que le costaba la vida tener que
separarse de ella, y la tristeza se acentuaba, al oír decir a su mamá, que sus
masajes eran los únicos que la aliviaban. En esos momentos en los que le tocaba
despedirse, siempre le pedía a la Virgen que la supliera.
Un día, la doctora llamó para decirles
que ya su mamá se iba. Cuando Blanquis llegó, abrió los ojos y habló con
claridad, estaba notoriamente mejor. Se quedó acompañándola esa noche.
Conversaron largo, como nunca antes lo habían hecho, su mamá le dio la
bendición, le dijo que era un ángel, pero que ella no había querido verlo, porque
siempre fue una egoísta. Visiblemente emocionada, Blanquis recuerda esos
momentos con una mezcla de sentimientos y ojitos aguados, lo que no intenta
ocultar en ningún momento, porque si algo es esta monjita, sin duda, es un
libro abierto.
Ya en su lecho de muerte, Mamá Blanca
le dijo… “Por cierto, cada vez que te vas, viene una enfermera judía
con un manto blanco, se que viene de tu parte y me hace un masaje igual al
tuyo”, y con tono jocoso, agrega: ¡Ajá, “sinvergüenza”, me
mandaste una suplente!”. Para sorpresa de Blanquis, tal
enfermera no existía en el Hospital. Creo que aquí encaja la frase de
Jesucristo, que encontramos en el evangelio de San Mateo: “El que tenga
oídos, que oiga”. No cabe duda de que Mamá Blanca estaba hablando de
la Santísima Virgen, “La bonita mía”, como suele llamarla
Blanquis con todo el amor y devoción del mundo.
Mamá Blanca estaba hospitalizada en el
Hospital Militar de Maracaibo, que es evangélico y no dejaban entrar sacerdotes
católicos. Blanquis se las arregló y un poco en contra de su mamá, logró
llevarle al Padre José Antonio Cuellar, legionario mexicano, que no solía estar
en Maracaibo, pero por gracia de Dios, por esos días lo habían enviado allá. Su
mamá no fue del todo amable con el padre, pero dijo que no le había caído tan
mal, jaja. Me la imagino, como si la hubiera conocido.
Dos días antes de fallecer, Mamá Blanca
pidió volver a ver al mexicanito. Cuando este llegó, le pidió a Blanquis
dejarla sola con él. Y cuando el padre salió, ella se disculpó impulsivamente,
creyendo que su mamá lo habría tratado mal, pero el padre le dijo: “Ya
se ha confesado, pase para que sea testigo de que su madre va a recibir la
Unción de los enfermos y la Comunión”. Blanquis sintió en aquel
momento, una paz indescriptible, al descubrir que su mamá solo había comulgado
una vez en su vida, el día de su Primera Comunión. Pero realmente, afirma con
convicción, que lo que la emocionó, fue ver que la mujer que le dio la LUZ
de la vida, recibió a la LUZ de la vida, gracias a su vocación.
Providencialmente, se fue en gracia de Dios, habiendo recibido los santos
sacramentos, el 25 de enero de 2009, día de la conversión de San Pablo, en el
año paulino. Muy conmovida y soltando algunas lagrimitas mientras me contaba,
pero feliz y agradecida de la fidelidad de Dios en su vida,
Blanquis expresó, que Dios le dio la certeza en ese momento, de que su vocación
nació en el vientre de su madre, la tuvo desde siempre, antes de nacer.
Realmente amo este testimonio, en
primer lugar, porque veo la obra de Dios en su vida, lo veo actuar con un amor
descarado por Blanquis, hermosísimo; y en segundo lugar, porque ella, además de
ser natural, auténtica, genuina, transparente, sin pose, alegre, rebelde y
bochinchera, ha sido dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo, ha escuchado
su voz, ha obedecido y como María en la Anunciación, ha dicho SÍ, hágase en mi
según tu palabra; ama loca y profundamente a Dios y a las almas que Él pone en
su camino, se reconoce humildemente limitada y absolutamente convencida de que
sin Él nada puede, pero con Él lo puede todo.
Blanquis pasó casi cinco años en el
Centro de Formación de Monterrey, donde le tocó ser enfermera en una epidemia
importante que tuvieron que enfrentar, por lo que tuvo que parar un año para luego
cursar el cuarto año, hasta que su mami se enfermó y regresó a Venezuela, para
acompañarla y despedirla. Desde entonces, se quedó en Venezuela, feliz,
trabajando en el Instituto Andes de Caracas y en giras a Barquisimeto. Luego de
once años, la cambiaron a Bogotá donde lleva dos años y medio.
Casi terminando de escribir este, me
encuentro con un post que publicó Blanquis en su Instagram, hace cinco semanas y yo
no lo había leído. Con su permiso, obviamente, pero no podía dejar de copiarlo,
literal, porque transmite su verdadera esencia, esa mezcla de locura con
divinidad que he intentado describir, pero que es, casi imposible de lograr,
porque ella, sencillamente es, BLANQUIS, única e irrepetible.
Así que, de su autoría, tomado
textualmente de su IG, aquí va:
“Ayer tuve un día muy especial, de esos
bonitos que quedan grabados en el alma… Hoy estoy agradecida con mi Dios por
haberme regalado una sonrisa para mi corazón. No faltó un almuerzo rico y el
karaoke, en donde siempre termino cantando sola jaja. Cuando agarro el
micrófono me convierto en el artista que está cantando, y si hay una salsa o un
merengue, mis pies y mi cuerpo no pueden parar de bailar. ¡Esa soy yo! Soy música,
ruido, risas y baile. (Aunque aclaro que ni canto ni bailo bien, pero me lo
gozo, me lo disfruto y como es para mí, no hay rollo jejeje).
Pero nunca pueden faltar los
comentarios: No pareces monja… Es que no entiendo qué haces ahí, en el
convento, con normas… Cómo es que tu vida es de tu casa al colegio y del
colegio a tu casa…
Me causa interés que no puedan asociar
una vida consagrada con felicidad. ¡Soy feliz!!!!! Y estoy enamorada,
enamoradísima de Jesucristo. Amo mis misas porque le recibo a Él en mi corazón
y es nuestro momento de amor más íntimo, divino, sanador. Amo vivir con mis
hermanas consagradas, pues todos los días son retos de amor que nunca me
aburren, porque siempre implica salirme de mí, para buscar miles de formas de
estirar el corazón. Amo a mis adolescentes, meterme en sus mundos, nuestra
complicidad, ayudarlos a creer en ellos y que descubran que la vida es bella,
llena de batallas, eso sí, pero es bella. Y si me lo permiten les cuento mi
secreto. ¡Tengo amor humano de sobra!!!! Pero tengo un AMOR que es mi TODO!! Y
no me da pena decirlo ¡JESUCRISTO ES MI TODO!!! Con Él canto, bailo, río, meto
la pata, pido perdón, perdono, grito, lloro, me canso, vivo, amo y nunca me
aburro. De donde vengo, las posibilidades de conocerlo a Él eran mínimas,
pero ÉL SALIÓ A MI PASO Y ME ENAMORÉ PERDIDAMENTE. Y creo firmemente que
mientras yo le dedico mi TODO, Él se ocupa de los míos.
¡Blanquis, es que no pareces monja. ¡Es
que no lo soy!!! Soy ESPOSA de Jesucristo, con mis cinco panes y dos peces,
gritona como buena maracucha, con mi tumbao, que renuevo mi SÍ todos los días,
que quiero morir pegada al Corazón de Mi Amado, el que me lo da todo… Mi
felicidad no es la felicidad que el mundo te ofrece… Mi felicidad está puesta
en las cosas que no tienen fecha de vencimiento: las eternas. Y esta alondrita
(como me decía mi abuela y mi tío que están en el cielo) es feliz, porque he
descubierto que mi felicidad es poder tener UN GRAN AMOR QUE ME POSEE y lo digo
con orgullo. No puedo obligar a nadie, no puedo imponer este amor a nadie, pero
ojalá en este mundo lleno de dioses falsos y miles de superficialidades, la
gente se diera cuenta de que Cristo es y siempre será: nuestro mejor CAMINO,
VERDAD Y VIDA”.
Y para cerrar, valgan estas líneas, como homenaje de cariño e inmensa gratitud a esas mujeres extraordinarias, TODAS sin excepción, en el lugar del mundo donde se encuentren y en el apostolado al que se dediquen, aunque hoy no las nombre a todas… a las que conozco y a las que no, a las que han sido directoras y administradoras del territorio, a las directoras, orientadoras, formadoras, administradoras y prefectas de disciplina del Instituto Andes, a las que conocí poco, de las que aprendí tanto, de las que no he recibido sino palabras oportunas y de cariño, como Anita Bukonja, a las hijitas y hermanas espirituales que son muchas, muy queridas y las llevo en el corazón; a ejemplos de pureza y ternura, como Laurita Vásquez; a quienes han orientado mi caminito espiritual, como Elvira Hernández y muy especialmente, a quien más ha cuidado mi alma y conduce el autobús, que confío habrá de llevarme al Cielo, mi queridísima, Elena De Andrés.
¡Feliz, divertido y muuuuyyy bendecido Día de la madre a todas las mamás, tías, abuelas, madrinas y a quienes han sido como una mamá para alguien (ahí, súper incluídas las consa); y muy especialmente a mi hermana-madrina-casi mamá.
¡Maravilloso día para mi mami; para mami Gisela, mi suegra y segunda mamá y para todas las mamás, que felices en el Cielo, celebran hoy con la Virgen.
Yo, por mi parte, más feliz y agradecida, imposible... por mis hijos y nietos amados, quienes junto a Gonza, son mis cinco personas favoritas en el mundo entero.
Gracias por leerme y acompañarme! Si te gustó este relato, por favor compártelo con quienes creas pueden disfrutarlo o necesitarlo. Sígueme en instagram @mabrelatos, donde estaré compartiendo los días de publicación.
Maucha.
Caracas, 7 de mayo de 2022
Me encantó! gracias Maucha por tu entrega, dedicación, constancia, por mirar con tanto amor a las personas que te rodean.
ResponderBorrarPrima querida, excelente relato y conmovedor… hermosa experiencia que podemos vivirla en cada uno, es mi anhelo constante 🙏…. TQM 💖 Maucha y feliz día de la Madre….. nuestra abuela está disfrutando de todo esto💖😍💖
BorrarMuy bello relato! Me gusta mucho cuando había de ser feliz amando a Dios y ayudando a otros.
BorrarNo, no y no es posible escribir tan bien y bonito... Lograr que con la lectura pensemos en Dios, le demos gracias, se afirme nuestra fé, quiera correr a dar gracias a Dios por Blanquis, su autenticidad generosidad y santidad es extraordinario. Gracias
ResponderBorrarQue belleza Mau !! Así es las consagradas han sido una bendición para muchas que como tú hemos tenido el privilegio de conocer y acompañar en su maravillosa misión !!!
ResponderBorrarY que bello y real tu relatos sobreBlanquis tan querida por tantos y realmente especial para Papá Dios !!
🤗😘
Hermoso relato, pero sobre todo hermosa labor, por amor a Jesús y a el prójimo, no hay nada que fortalezca más que el amor de Cristo y confiar en su voluntad. Gracias Sra. Mucha!
ResponderBorrarMe fascinó el relato compartido. Son las historias sobre testimonios que tejen la felicidad que se realiza de manera deliberada. Esta especialmente unida al Gran Poder de Dios, que es FE en el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
ResponderBorrarMe encanta escuchar la idea alrededor de la felicidad posible y rica vinculada al "destiempo" que no depende del mundo de la hora, el día, la noche y, se hace una con un espacio atemporal que ofrece disfrutar en infinito presente, ese Edén el que Papa Dios nos ofreció encontrar la dicha de este camino de la vida terrena y desde la cual al morir aquí, al amor sin fin alcanzaremos encontrarnos eternamente. Gracias por escribir y regalarnos vida.
Bellísimo relato sobre esas maravillosas mujeres y sobretodo la historia de “la famosa” Blanquis, me encantó. Espero poder conocerla algún día.
ResponderBorrarFeliz día de la madre para ti también.
Firma: tu hermana, madrina, casi mamá
Amiga me encanto; estos son los relatos que llenan el alma y alimentan el espíritu; nos enseña que hay seres especiales conviviendo entre nosotros un gran abrazo
ResponderBorrar“Mi monjita favorita” me encantooooooo demasiado este relato! Ella es un ángel extraordinario y Papá Dios nos ha regalado a muchísimos la gran suerte de tenerla cerca y contagiarnos de su amor por Jesucristo. Maru: impecable y espectacular como siempre, cada día te superas! Tamo infinito!
ResponderBorrarFeliz día de las madres querida Maucha. Eres parte de ese ciento por uno en este vida que nos regala Papá Dios a quienes nos llama
ResponderBorrara dejarlo todo por El. Doy gracias contigo a Dios por mi hermana en Cristo, Blanquis, con quién he tenido el don de compartir mi vida consagrada. Gracias Maucha querida por poner tus talentos al servicio del Reino de Dios para construir un mundo mejor!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarQué increíble es esta sensación que se siente de leer tu vida narrada de manera tan espectacular! Sólo sé que una cosa es haberlo vivido....pero LEERLO!! Leerlo ha sido constatar que mi alma glorifica a mi Dios por poner su mirada en mí, en esta loquita suya que tanto le ama.... Me sorprende ver el paso de Dios en mi vida y le ruego me nunca pierda esta capacidad de asombrarme!!!
BorrarMaucha, es que no encuentro una palabra que pueda transmitir lo que mi corazón siente por ti: gratitud, admiración, amor....es que es más grande que eso!!! Sólo sé que eres un corazón lleno de bellezas de Dios y que Él me ha permitido conocer y gozar. Te quiero mucho y te admiro en todas tus facetas. Feliz día de las mamás hoy, mañana y siempre!!!! Eres increíble!
Muy querida Maucha, que alegría me da ver que estás tan viva generando vida. Como Blanquis con la que sólo Dios sabe la alegría que tengo porque está entre nosotras tbn dando mucha vida,con ella no podría ser de otra manera. Es un gusto verla por la casa, cantando, hablando...compartiendo al que es la Vida.
ResponderBorrarMuchas gracias a las dos. A Mau (que solo conozco por referencia de Blanquis) por contarlo de manera tan completa. Y a Blanquis por vivir lo que pueda ser contado. Y porque desde Bogotá y viviendo en la misma casa, soy testigo de la belleza quemao cuenta.
ResponderBorrarGracias 🤩 Maucha por compartir tu experiencia tan llena de vivencias y Gracias por esa oportunidad de disfrutarla. Es emocionante y no tenia idea de la decisión que debe tomar una consagrada
ResponderBorrarQue bonito. Muy Blanquis, un derroche de alegrías
ResponderBorrarFue un estupendo y conmovedor relato. Te felicito.
ResponderBorrarQue belleza Maucha! Ciertamente plasmarse hermosamente la misión de las consagradas en el mundo. En el de todas a quienes hemos conocido. Blanquis es un instrumento para vivir a Dios en nuestras vidas para todos a quienes la conocemos. Y todas las consagradas! Nombrarlas sería imposible porque todas han tocado nuestras vidas. Me encanta este blog. Que facilidad tienes para decir las cosas de una manera tan li d y cercana
ResponderBorrarHola Mau cuando ví que hablabas de las consagradas, me dije busco a Blanquis, lloré, reí, la describes tal cual es, me identifico mucho con ella... Es una enamorada y alguien que hace ver sobretodo a los jóvenes que para amar y servir a Dios, solo tienes que ser tu
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