AMARME MÁS PARA AMAR MÁS

¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO!

¡Bienvenidos a mi relato N° 36!

Los últimos meses, un nuevo apostolado llegó a mi vida y me ha movido el piso de forma inesperada. He estado atendiendo a jovencitas entre 14 y 15 años en un colegio. Y es muy importante aclarar, que las adolescentes nunca han sido mi fuerte, de hecho, puedo afirmar que no me gustaban para nada. Pero como los planes de Papá Dios siempre son “sus planes” y no los míos, 🙉 resulta que, mientras atendía personal docente, recibí el regalito-solicitud de hacer lo mismo, pero con adolescentes que estaban requiriendo de atención. Casi a regañadientes, pero por Papá Dios, lo acepté.

Solo les puedo decir que las amé desde el día uno…y con seguridad, yo a ellas no les soy indiferente. Al menos una semillita, queda sembrada en cada encuentro. Tan mal no se habrá dado cuando se ha corrido la voz entre ellas y piden hablar con la “consejera”, como me llaman 😂😂😂. Son, sencillamente espectaculares.

La atención personalizada que les ofrezco se trata de escuchar, acompañar, orientar o como quieran llamarle, según el caso y la situación… Simplemente es estar allí para ellas, y he podido percibir una impresionante avidez de ser escuchadas, de contarle a alguien sobre lo que no hablan y les oprime el pecho, alguien que no las juzgue y que les recuerde lo amadas y valiosas que son para Papá Dios. No soy psicóloga ni coach, pero la experiencia y los años, me han permitido descubrir y desarrollar dones y capacidades que Papá Dios me ha regalado,  pero que estaban ocultos.

Reconfirmar, porque no estoy descubriendo el agua tibia, como factores comunes, el hecho de que se sienten solas, que deberían amarse más y que no tienen una conciencia muy clara de lo amadas que son por Papá Dios, ha estado rondando mi cabeza. 

Ayer, a las 5:30 a. m con un guayoyo calientico recién colado, con “unas cuantas cosas en la cajita”, comencé a escribir este relato, que me ilusionó tanto, que logró restarle atención a algunas de esas cosas. De hecho, hasta le di forma a una estructura, con un montón de ideas, con la intención de que, llegado el momento, con ayuda de expertos, que coinciden conmigo y a quienes ya empecé a contactar, pueda desarrollarlas y ponerlas en práctica.

Y ustedes dirán, ¿y ésta de qué va? ¿de qué está hablando? Y la verdad es que no lo sé.

Amarme más para amar más, es solo una idea que tengo en la cabeza, pensando en todos los adolescentes que sufren y que no se quieren suficiente, lo que, perfectamente puede ser una etapa que todos pasamos y listo, pero que, en muchos casos, puede ser causa de desgracias y en otros, dejar secuelas horribles… Perdón si tienen que leer entre líneas, pero por razones obvias, no seré específica con nada, solo comparto mi inquietud. 

La vida carece de sentido sino te importan los demás, el prójimo, la familia, el entorno, el dolor del otro. Imagino Amarme más para amar más, como una ayuda para que se descubran y se amen, para luego poder colarse bajo la piel del otro y entender su sufrimiento, pero como no se puede dar lo que no se tiene, por donde se le mire, tenemos que querernos primero. Y eso quiero, que se quieran.

Pensaba en esas mamás que amando a sus hijos más que a su vida, no logran entenderlos, no saben cómo tratarlos, o incluso parece que han dejado de amarlos y por desesperación, terminan ignorándolos, lo que a veces resulta mucho peor que un maltrato.… Y pensaba también en esos docentes, que son auténticos formadores, que se preocupan por sus alumnos, que su labor va más allá de la mera instrucción, pero les faltan herramientas para orientarlos…

La verdad es que ahora que soy mayor, mamá de mayores, abuelita de pre adolescentes que viven lejos, pero que amo con locura y me importan al extremo… ahora que la vida me ha hecho felizmente reflexiva y analítica, preocupada, no por lo que piense la gente, sino porque la gente no piensa, no reflexiona, no valora, no ve más allá de su nariz… pensé en escribir este artículo, mirando a lo lejos, visualizando una charla, una conferencia, un libro, material didáctico, no se, cualquier cosa que implique el inicio de algo bueno, que sea válido sin diferencias, sin importar religión, nacionalidad o estrato social, enfocado principalmente en adolescentes y en su entorno, en esos chamos que apenas comenzando a vivir, ya se ven inmersos en una maraña de cambios, confusiones, ansiedad, dudas y sobre todo, presión social, posibles desestabilizadores emocionales, abriendo paso a un porvenir que, en buena medida, será la consecuencia del manejo de cada uno de esos estados por parte de padres, representantes, docentes y hasta compañeros de clase.

Yo fui una niña consentida a la que no le faltó nada, recibí todo el amor del mundo, tuve los mayores referentes y el mejor de los ejemplos, pero no recuerdo que me hayan invitado nunca a reflexionar. Y no pasó nada malo por eso, pero el mundo ha cambiado tanto, está tan convulso, hay tanto que discernir… y cada vez más, los jóvenes necesitan pensar, entender, internalizar, reflexionar… y creo que los padres deben estar al tanto de ello y hacer algo, pero algo consciente y bien hecho.

Mi invitación es a NO viajar en el tiempo a extremos fáciles como: “a mi me daban con una chola y no tengo traumas”, “a mi me dieron palo y no soy tal cosa o tal otra” o lo contrario: “yo tuve todo y no soy un monstruo ni hubiera sido capaz de atentar contra mi vida”. En fin, lo ideal, en mi humilde opinión, es intentar eliminar prejuicios y paradigmas y ponerse en los zapatos de esos chamos, tratar de meterse en sus cabezas y en sus corazones.

Acoso, autoestima, gratitud, perdón, empatía, miedo, resiliencia, son solo algunos conceptos y emociones que pueden hacerse presentes a lo largo de nuestra vida, pero que, para muchos adolescentes resultan muy difíciles de manejar. Lo importante es ayudarlos a reconocer, a aceptar y a valorar su existencia, para que puedan incluirlos, fortalecerlos o superarlos en sus vidas. Sé que puede sonar rara o exagerada mi inquietud, pero solo intento prestarle atención sin drama, aunque sin desactivar la alarma. Y nada en la vida pasa sin razón, por suerte o casualidad, siempre es Dios, que va prendiendo lucecitas en la oscuridad para alumbrar algo. Por alguna razón que desconozco, tenía que darle importancia a esto y es lo que trato de hacer.

Me he propuesto comenzar a desglosar conceptos y emociones, a darles forma, sentido y conexión, lo que será producto de investigación, consultas con quienes saben y reflexión profunda, peeeero sin formación, porque, repito… no soy psicóloga ni coach, poderosa razón para que todos los aportes profesionales a esta causa, sean valiosísimos y enormemente agradecidos. Siempre voy a escribir con base, pero también con el corazón, desde mi propia experiencia y convencida de que quien se ama más puede amar más. Ahí les dejo eso de tarea para que, quienes se sientan aludidos con el tema, porque les afecte o porque tengan los conocimientos, aporten, comenten, agreguen, sumen.

¿Te gustaría comentarlo y compartirlo? Me haría muy feliz, y ellos son, ni más ni menos, el futuro inmediato de la humanidad.

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No veo la miseria que hay sino la belleza que aún queda. Ana Frank.

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Nos vemos en dos semanas, Dios mediante.

María Eugenia Álvarez Brunicardi (Maucha).                                      

 

 Caracas, 29 de abril de 2023