¡FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO DE RAMOS!
¡MARAVILLOSO INICIO DE LA SEMANA SANTA!
¡Bienvenidos a mi relato N° 34!
Mi publicación de hoy no ha sido al
amanecer, como acostumbro, porque tenía la idea en mente, de cerrarla con
algún detalle significativo de la misa de 12:00 en San Tomás Apóstol, mi
parroquia. Y así ocurrió.
Hoy, Domingo de Ramos, la Iglesia
católica, al igual que otras iglesias cristianas, celebra el inicio de la
Semana Santa o Semana Mayor. Este día nos recuerda la entrada triunfal de Jesús
en Jerusalén, cuando la multitud lo aclamaba como el Mesías. Seguimos en Cuaresma, preparando nuestro corazón para acompañar a
Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección. Tiempo de oración, penitencia, reflexión y
conversión.
El Tercer Mandamiento de la Iglesia,
nos pide “Comulgar en Pascua de Resurrección”. Para cumplir con ello, hemos de
estar en gracia de Dios, es decir, cumplir con el Segundo Mandamiento de la
Iglesia, “Confesar los pecados mortales, al menos una vez al
año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar”.
Escribiendo este relato, me impuse la difícil tarea, de describir muy breve este sacramento, pero con un lenguaje humano, terrenal, comprensible a cualquier mortal, más no con
mis palabras, sino desde la doctrina. Pensé que sería casi imposible,
pero resulta que encontré en el Catecismo de la Iglesia Católica, un texto que
no recordaba y quiero compartir con ustedes. Es el N° 1.455
del Catecismo y dice así:
“La confesión de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpables; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro”.
Y para los que dicen que no se confiesan con curas, con todo respeto y cariño, les dejo mi humilde consideración al respecto:
El sacerdote, independientemente de lo
pecador que, como cualquier humano pueda ser, actúa en nombre de Cristo, nos
otorga la absolución, pero en nombre de Cristo, que es quien perdona nuestros
pecados y quien instituyó el sacramento, bajo esa figura. Por las dudas, contamos con el
sigilo sacramental. Y a propósito de éste, quiero contarles una
anécdota, tomada de Papá Dios en el corazón de los niños, que no es cuento, fue
algo que me ocurrió a mí, realmente:
EL
SÓTANO
«Un día, hablaba a un grupo de niñas que se preparaban para hacer la primera Comunión, sobre el Sacramento de la Confesión y les explicaba lo que es el sigilo sacramental (secreto de confesión que debe guardar el sacerdote, no decir absolutamente nada de lo escuchado en confesión).
Una alumna preguntó:
Y…
¿qué pasa si lo dice?
Le respondí que no pensara en eso, que no tendría por qué pasar, pero de ser así, ofendía mucho a Papá Dios y cometía un pecado muy grave.
Sin embargo, ella insistió:
Pero…
¿qué pasa si lo dice?
Y otra niña respondió…
¿Qué
crees que le pasa? ¡Que se va para el sótano!
Si tuviéramos más clara esa
posibilidad, creo que todos seríamos mejores personas. Sin fanatismos, sin
escrúpulos y confiando en la misericordia de Papá Dios, pero… conscientes de
que quien obra mal… se va al sótano».
En fin, ahí les dejo eso a modo de
reflexión… Y paso a contarles, brevemente, sobre la misa de hoy.
Ritos iniciales de la misa, seguidos por la Liturgia de la Palabra. La homilía del padre Porras, magistral. Luego de narrar maravillosamente, la entrada de Jesús a la ciudad santa de Jerusalén, cerró con dos puntos de catequesis formativa. Afirmó que los latinos somos muy apegados a los símbolos, razón por la que consideró oportuno, aclarar algunas dudas manifestadas por los fieles... la primera, ¿qué hacer con las palmas benditas secas de años anteriores y con los objetos sagrados rotos o deteriorados? Respondiendo a ello, acotó que deben ser enterrados o incinerados, igual que se hace con el cuerpo de los difuntos, de quienes el alma ya ha partido. Y la segunda, fue referida a las misas de sanación, enfatizando sabiamente, que todas las misas son de sanación, del cuerpo, la mente o el alma, pero que la presencia de Jesucristo en la Eucaristía es la que sana, no una misa denominada de sanación... ni siquiera el médico, quien puede ayudar tanto al paciente con su ciencia, es quien sana... es Jesús el que sana.
¡Relato concentrado, con lo justo! ¡Feliz tarde-noche, santa y bendecida semana!
💗💙💚💛💜💝💗💙💚💛💜
No olvides pensar, oír, contar lo bueno y hacer que la gratitud pase al siguiente nivel, porque las cosas cambian para bien, cuando la gratitud es mayor que la queja, lo certifico.
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comentario, si no quieres que aparezca anónimo. Me encantaría conocer al
remitente.
Nos vemos en quince
días, Dios mediante.
María Eugenia Álvarez Brunicardi.
Caracas, 2 de abril de 2023
Mi Mau querida!! Que hermosisimo tu relato!! Me emocioné inmensamente con la veracidad de tus palabras!! Simplemente lo sientes, lo piensas y lo escribes!! Te quiero y te admiro mucho!!!
ResponderBorrarHola 👋🏾 Maucha. Gracias ☺️ por enviarme tu mabrelatos es muy conmovedor el encuentro de Jesús de ése Domingo. Guau son muchas cosas que hago cuando me confieso y no sabía su definición.
ResponderBorrarSoy Cecilia Guevara de la Peluquería.
Me encantan tus relatos Mau, además cuentas con las ocurrencias de los niños que son increibles, lo del sótano fue genial. El padre Carlos es un orador excepcional, guiado por el Espíritu Santo en cada palabra.
ResponderBorrarBetsy
Vía whatsapp: "Precioso relato Mau!
ResponderBorrarQue bella eres! Tienes tanto que dar que impresiona. Cada relato es un aprendizaje
Feliz y Santa Semana" 🙏🙏
Qué hermoso relato Mau eres realmente especial con tus comentarios son tan lindos , claros y tan tuyos; me encantó lo del sótano
ResponderBorrarPasa una feliz Pascua de Resurrección
María Isabel
Muy agradable tus relatos. En hora buena. Saludos y bendiciones. Gastón BM
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