Al
final de mi publicación anterior, mencioné que escuchar es servir. Y alguien
comentó que servir era muy difícil, lo cual me hizo pensar en lo importante del
servicio y todo lo que encierra e implica servir. Servir es tantas cosas, tiene
tantas aristas, que no terminaríamos nunca de enumerarlas. Pero empezar por
algo puede dar pie a concientizar su significado, así como lo importante y
valioso que es. Así que aquí vamos, sin estructura alguna, a escribir lo
que el Espíritu Santo me vaya iluminando.
La
semana pasada tuve una reunión de trabajo muy interesante y cordial, en la que surgió la idea de
escribir y/o de preparar una charla sobre el servicio. Justo al salir de allí,
fui a misa en La Tahona y el evangelio de san Lucas, hablaba de la cantidad de
enfermos que le llevaban a Jesús y Él les imponía las manos, curándolos a
todos. Y el padre, que no conocía, me encantó y me recordó a Ghandi (no se por qué), hablaba en su homilía, de lo valioso que es hacer apostolado, que es ser simplemente, hacer lo que
hacían los apóstoles, que prestaban un servicio, el de ayudar y llevar a la
gente hasta Jesús para que los curara. Exactamente eso nos pide hoy a nosotros,
acercar a Jesús a quienes están lejos del Él o agobiados por cualquier carga.
Pero lo que más me gustó de las palabras del sacerdote, fue que hizo hincapié
en la forma de realizarlo, en la importancia de la amabilidad, del cariño, de
la delicadeza con la que debemos hacer estas invitaciones, sin presionar, sin
juzgar, mostrando el lado bueno de acercarse a Dios, de su misericordia y pensé: "Eso es servir con alegría".
No
puedo comenzar a hablar de servicio como apostolado sin mencionar a Santa Teresa de Calcuta, que decía: “Quien no vive para servir no sirve para
vivir”, frase fuerte y poderosa que amo.
La Madre Teresa de Calcuta, se dio a conocer por
su hermosa labor humanitaria en La India, convirtiéndose en una de las personas
más conocidas en el siglo XX, cuyo legado ha llegado hasta la actualidad y
sigue vivo en las obras que fundó. Recibió
el Premio Nobel de la Paz en 1979 y falleció el 5 de
septiembre de 1997. Fue
beatificada por el Papa Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003 y canonizada el 4
de septiembre de 2016 por el Papa Francisco. Desde los 18 años dedicó su vida a ayudar a los
demás, principalmente a los más desfavorecidos.
La
Madre Teresa es ícono de la vocación de servicio, de servir con amor y alegría,
de lo que realmente debe ser el servicio.
En
la antigüedad, los esclavos servían a sus amos, los empleados sirven a sus
patronos, a sus jefes. Pero ¿nos hemos dado cuenta de lo bello que es poder servir
a otro sin obligación, sin exigencia, sin necesidad, simplemente por amor, por
querer poner en práctica un poquito de amabilidad, como parte de la caridad que
tanto se ha perdido? Y hablando de amabilidad, hago un paréntesis
aquí para recomendar un libro que me acaba de regalar mi hija, que aún no he
terminado de leer, pero me tiene cautivada y se llama: “El poder oculto de la
amabilidad”, de Lawrence G. Lovasik ¡Espectacular! Ser amable es mágico, lo
certifico… Súper recomendado pues, no diré más. Ya será éste, un tema específico
para otra publicación; solo lo mencioné porque la amabilidad implica servicio y
viceversa.
Servir
es hacer las cosas con amor y por amor, en cualquier ámbito, bien sea un
apostolado o un voluntariado, en la iglesia, en una escuela, en un hospital, en
un ancianato, en un orfanato, en la junta de condominio de un edificio, apoyando en unas elecciones presidenciales, en la organización de una verbena. Servir es donar tiempo y/o bienes para hacer, escuchar, acompañar, estar, donde y con quien nos necesite. Y muy
importante, servir no es cuestión de cantidad sino de calidad, como decía Santa
Teresa de Calcuta: “No se trata de
cuánto demos, sino de cuánto amor ponemos en los que damos”.
Llevar, dirigir, laborar, en una organización benéfica de apoyo a la comunidad, en cualquier área, especialmente si ésta tiene como fin, ayudar a disminuir la pobreza y el hambre en una ciudad o en el mundo, es lo que se entiende normalmente como servicio. Fulano de tal tiene una fundación de ayuda a… cualquier cosa… Valiosísimo, y puede nacer del deseo sincero y auténtico de hacer el bien; pero, según sea el caso y los personajes en cuestión, puede ser también que su fin sea el de cumplir con la exigencia de un gobierno, puede ser una forma de evadir impuestos o simplemente, una manera de darse a conocer, de hacerse publicidad, tras una imagen de generosidad. Sin criticar ni juzgar, es importante entender la diferencia.
Se
supone que servir es toda aquella ayuda que prestamos por voluntad propia, sin
percibir un salario. Pero resulta que cuando recibimos un ingreso monetario en
un empleo, también tenemos la maravillosa oportunidad de servir, tanto a
superiores como a subalternos, demostrando que nos importan las personas
primero, tengan el nivel, la clase, la raza o la cultura que tengan. Es mostrar
que hacemos lo que amamos o en caso contrario, que intentamos amar lo que
hacemos. Que por hacer algo que no me toca, no se me va a caer el pelo ni voy a
ser menos. De hecho, si lo hacemos de corazón, con sinceridad, a los ojos de
Dios, seremos más, mucho más, seremos mejores, porque eso es lo que nos ha
pedido, que nos amemos unos a otros, sin distinciones, y que lo que hagamos o
dejemos de hacer a los más pequeños, pobres y desvalidos, con Él lo estamos
haciendo o dejándolo de hacer.
Servir
es no tener miramientos para apoyar, para ayudar, para donar nuestro tiempo,
para hacer con amor y alegría lo que NO me toca hacer, o NO es mi deber ni mi responsabilidad,
pero tampoco me rebaja; por el contrario, me hace ser mejor… Decía la Madre
Teresa en su infinita bondad y sabiduría, que: “Quien no vive para servir no sirve para vivir”. Servir es no mirar
a nadie por encima del hombro. Y en palabras de Gabriel García Márquez: “Un hombre solo tiene
derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse”. Y
lo dijo el Papa Francisco en la JMJ en Portugal en 2022, con palabras similares y mucho sentimiento: “La única situación en la que es lícito mirar a una persona de
arriba para abajo es, para ayudarlo a levantarse”.
Ser apóstol, ser voluntario parece ser lo único que implica un servicio social o comunitario, pero podemos y debemos servir en cualquier lugar donde nos toque estar. Y una arista de servicio que no puedo dejar de mencionar, pero en la que no viene al caso profundizar es: ¨Seamos serviciales, nunca serviles". Suena muy parecido, pero la diferencia es abismal... atentos a ello.
De pronto recordé algo que ocurrió hace muchos años y se quedó grabado en mi memoria, porque me sorprendió lo que puede haber en cada corazón. Cuando yo era coordinadora de religión, una maestra de preescolar, pidió amablemente a una niña que la ayudara a pasar la escoba después de la actividad que habían hecho, en la que se había ensuciado mucho el piso, como es normal que ocurra. Para sorpresa de la maestra, la madre de la niña, le envió al día siguiente una nota, muy molesta, ofendidísima, porque su hija no tenía por qué barrer, que ella era una princesa, no una “sirvienta” (palabra que, por cierto, detesto, ya que me parece lo más despectivo y ofensivo del mundo)… En fin, creo que sobran las palabras… Solo diré que, si no podemos enseñar a un niño que ayudar a su maestra, es una virtud y no una ofensa, que servir nos hacer mejores personas, no seres inferiores… en mi opinión, estamos completamente desfasados de la realidad, de hecho, creo que no hemos aprendido nada de la vida. Cosas que pasan…
Todo
eso me hizo pensar también en lo lejos que estamos de la realidad, cuando
decimos hacer un trabajo o labor social y estamos más pendientes de figurar que
de servir. Cuando nos preocupa más ser protagonista de los eventos (y que no lo
sea el otro), que servir verdaderamente. Cuando el poder y el deseo de figurar,
tiene mucho peso en nuestras vidas, desvirtuamos por completo el
concepto de servicio.
Pensaba cerrar aquí,
pero ayer en la misa de 6:00 pm en Sta. Paula, a propósito de la Carta del
apóstol Santiago, que me vino como anillo al dedo, en la que dice que "Una
fe sin obras es una fe muerta", el padre Porras habló en su homilía de la
importancia de practicar obras de caridad y misericordia, de cara a nuestra
Salvación. Acotó nuestro párroco que, a diferencia de otras religiones
cristianas, no católicas, que afirman que solo Dios salva, excluyendo
totalmente, nuestro comportamiento en vida, los católicos estamos conscientes
de que así es, de que solo Dios salva, pero confiando en que nuestras buenas
acciones valen, suman y ayudan para llegar al cielo. Allí la relevancia de la
frase del apóstol Santiago en referencia a las obras, que, sin duda, implican
SERVIR CON ALEGRÍA y son pequeños sellitos para el pasaporte celestial.
Servir con amor y alegría, da sentido a la existencia, se convierte en propósito de vida. Vivamos para servir y sirvamos para vivir.
Y ahora sí termino con una frase del diario de Ana Frank, que no recordaba y me apareció por ahí.
"Que maravilloso es que nadie necesite esperar un solo momento antes de comenzar a mejorar el mundo".
Comenta y comparte. Leo tus críticas constructivas ¡Feliz semana!
María Eugenia Álvarez Brunicardi (Mau)
@mabrelatos
Hola mi querida prima!!!!
ResponderBorrarDurante toda la lectura, que me encantó, no dejaba de pensar y mi tía Maria Eugenia y mi tío Perucho, con una capacidad de servicio hermosísima, y los ojos se me aguan de recordarlos!!!!
Los quiero y los recuerdo siempre 💖, Mariela Cedeño
Maucha como siempre sin desperdicio!!!!!! Excelentes reflexiones. Es un duo de pequeñas palabras AMAR Y SERVIR , pero con inmenso compromiso y responsabilidad de Ser dignos seguidores de Jesucristo.
ResponderBorrarYa leí tu relato de hoy, que disfruto como siempre. Bien escrito y mejor inspirado: servir no es obligación sino vocación. Abrazos y bendiciones
ResponderBorrarMe encantó cuando dice la frase *Servir con* *Alegría* ya que es una actitud que transforma cualquier oportunidad para conectar con los demás, nos hace crecer personalmente y nos enseña a dejar huellas en el mundo. Es hacerlo con el corazón, cuando servimos con alegría nuestra actitud contagia a los demás. Feliz día.🤗
ResponderBorrarServir de corazón es la máxima humildad!
ResponderBorrar❤️🙏🏻
Fuerte abrazo
Tu siempre acertiva...
ResponderBorrarServir con alegría y dar hasta que duela...
Bellísimo escrito Mau!
ResponderBorrarAsí es, servir sin esperar nada a cambio😊 una manera de ser Santos en la vida diaria🙏🏻
Excelente Mau... Me encantó..
ResponderBorrarMuy bueno.
ResponderBorrarEres una especialista en expresar estas sensaciones tan humanas que solo podemos entender lo que estamos en ello
El mensaje implícito, nos educa, nos lleva a la reflexión de considerar la importancia de servir sin recibir nada a cambio, solo con el ánimo de ayudar, apoyar, colaborar, con la única intención de servirle a Dios, complacerlo y agradarle con nuestro proceder y actuación.
ResponderBorrarHermosa reflexión Mau.
ResponderBorrarDonde quiera que estemos y cualquiera sean nuestras circunstancias, siempre tendremos cerca a alguien que necesita de nuestra ayuda. Y hacerlo de forma desprendida y sin afán de figurar, nos hace nobles y mejores cristianos.
Mariela Brunicardi Díaz
Maucha querida, tus sencillas palabras tocan lo profundo del ser humano. Me trajiste a la memoria el lema de San Ignacio " en todo amar y servir" .....
ResponderBorrarMi querida Mau, ¡¡¡ qué bonito artículo!!! Me ha llenado el corazón por tu estilo sencillo y cercano. Te comparto una frase de S. Josemaria que te va a encantar y encaja muy bien en todo lo que transmites: “ servir a los demás es de tal eficacia que Dios lo premia con una humildad llena de alegría “ Sigue recordándonos cosas bonitas
BorrarEn una sociedad como la actual, donde parece prevalecer el individualismo, el deseo de logros materiales, y el derroche y disfrute desmedido, Tú reflexión de hoy viene como una campanada de Alerta....Voltear hacia el prójimo y colocarlo como una prioridad en nuestras vidas....Bello Mau ...
ResponderBorrarGracias gracias , gracias, una vez más, me encantó el relato, servir es lo máximo, pero no todos tenemos ese, Don o cualidad, no se cómo llamarlo, pero es muy gratificante, que Dios te bendiga siempre, y sigue sirviendo que lo haces muuuuuuuy Bien.
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